3/08/2017, 13:57
— Buenos días, Eri-chan. Yo nací tonto por eso desde entonces siempre estoy listo, para compensar.
Esa fue la contestación del rubio ante sus palabras, y aunque no quería, no pudo evitar no reír ante el comentario tan tonto que había soltado, sin embargo pronto se recompuso cuando por fin Nabi decidió despegarse de aquel árbol y ambos se dirigieron al interior del Edificio de la Uzukage.
Una vez ambos entraron por las puertas siempre abiertas, Eri sintió como su corazón palpitaba con más fuerza que nunca cuando se acercaron a la recepción. Sin embargo no fue ella quien habló, sino Nabi, que soltó otra de sus maravillosas frases estúpidas.
Lo malo fue...
—¿Es que eres idiota?
Eri tragó saliva, aquellas palabras le parecieron incluso que iban dirigidas a ella por algún motivo, así que solo pudo agachar un poco la mirada, sintiéndose estúpida. Sin embargo, el encargado que allí se encontraba no tardó mucho más en tenderle una misión a ambos genin, por lo que la de cabellos púrpura dedicó toda su atención al pergamino que él había elegido para ellos.
—Aquí tenéis. Buena suerte, e intentad no ser tan escandalosos la próxima vez.
— Muchas gracias y lo sentimos. — Dijo la joven de corrido mientras hacía una leve reverencia, luego tomó el pergamino y se alejó de allí tirando del brazo de Nabi, a un rincón apartado para poder leer el pergamino con tranquilidad. — Vaya...
Ella nunca había pisado Yutaka, ya que al ser uno de los barrios más lujosos ella no tenía por qué visitarlo. Luego le tendió el pergamino a Nabi por si quería verlo más detenidamente y suspiró.
— Más nos vale irnos hacia Yutaka lo más rápido posible, aquí pone que nos dará nos detalles allí. — Murmuró ya que no quería molestar en aquel lugar.
Esa fue la contestación del rubio ante sus palabras, y aunque no quería, no pudo evitar no reír ante el comentario tan tonto que había soltado, sin embargo pronto se recompuso cuando por fin Nabi decidió despegarse de aquel árbol y ambos se dirigieron al interior del Edificio de la Uzukage.
Una vez ambos entraron por las puertas siempre abiertas, Eri sintió como su corazón palpitaba con más fuerza que nunca cuando se acercaron a la recepción. Sin embargo no fue ella quien habló, sino Nabi, que soltó otra de sus maravillosas frases estúpidas.
Lo malo fue...
—¿Es que eres idiota?
Eri tragó saliva, aquellas palabras le parecieron incluso que iban dirigidas a ella por algún motivo, así que solo pudo agachar un poco la mirada, sintiéndose estúpida. Sin embargo, el encargado que allí se encontraba no tardó mucho más en tenderle una misión a ambos genin, por lo que la de cabellos púrpura dedicó toda su atención al pergamino que él había elegido para ellos.
—Aquí tenéis. Buena suerte, e intentad no ser tan escandalosos la próxima vez.
— Muchas gracias y lo sentimos. — Dijo la joven de corrido mientras hacía una leve reverencia, luego tomó el pergamino y se alejó de allí tirando del brazo de Nabi, a un rincón apartado para poder leer el pergamino con tranquilidad. — Vaya...
Ella nunca había pisado Yutaka, ya que al ser uno de los barrios más lujosos ella no tenía por qué visitarlo. Luego le tendió el pergamino a Nabi por si quería verlo más detenidamente y suspiró.
— Más nos vale irnos hacia Yutaka lo más rápido posible, aquí pone que nos dará nos detalles allí. — Murmuró ya que no quería molestar en aquel lugar.