5/08/2017, 17:32
—Este tipo sabe usar chakra —disparó, claro y conciso, intentando que sólo ellos tres pudieran oírle—. Lo he visto. Su chakra interno es fuerte y denso, trabajado, ejercitado. Y estas esculturas... Todas tienen chakra. No parece que sean clones, pero... Tienen chakra.
Aquellas palabras le llegaron con lo fuerte y sorpresivo de una crecida repentina, de un furioso rio de aguas heladas. No tenía ni la más mínima idea de cómo Akame podría saber algo como aquello, sobre todo cuando el chakra, al igual que las cosas esenciales, era invisible para la vista. Pero pese a todo mantuvo su compostura externa, su apariencia sosegada y neutra.
—Espera, ¿Chakra? ¿Cómo puedes estar seguro de algo como eso? —pregunto en calmados susurros, pues le parecía algo insólito—. Es mejor que le sigamos la corriente mientras observamos un poco más, pues sería peligroso si lo delatamos y llega a sentir amenazado su objetivo.
De momento, no enemistarse con alguien cuyo chakra era tan poderoso, según palabras del Uchiha, era su mayor prioridad. Después de todo, si las cosas llegaban a torcerse, su mejor arma seria el aparentar ignorancia e indiferencia. Porque siendo una persona tan excéntrica, si aquello de usar chakra era su gran secreto, no había forma de saber cómo reaccionaría si se llegaba a sentir expuesto.
“Podría terminar diciendo algo como «Ahora que saben mi secreto no puedo dejar que se marchen»”.
—¿Tu qué opinas ,Kaido-san? ¿Crees en la posibilidad de fingir inocencia y luego atacarlo por sorpresa si llega a ser necesario? Ya sabes, por la espalda y a la yugular.
Aquella era una propuesta que, por lo general, el peliblanco no se atrevería hacer, pero el que hubiese chakra implicado lo cambiaba todo… Pues en su corta pero fructífera experiencia había aprendido un par de cosas: La gente excéntrica es impredecible y los usuarios de chakra son peligrosos. Aquel sujeto era ambas, una combinación aterradora que exigía tomarse la situación muy enserio.
Aquellas palabras le llegaron con lo fuerte y sorpresivo de una crecida repentina, de un furioso rio de aguas heladas. No tenía ni la más mínima idea de cómo Akame podría saber algo como aquello, sobre todo cuando el chakra, al igual que las cosas esenciales, era invisible para la vista. Pero pese a todo mantuvo su compostura externa, su apariencia sosegada y neutra.
—Espera, ¿Chakra? ¿Cómo puedes estar seguro de algo como eso? —pregunto en calmados susurros, pues le parecía algo insólito—. Es mejor que le sigamos la corriente mientras observamos un poco más, pues sería peligroso si lo delatamos y llega a sentir amenazado su objetivo.
De momento, no enemistarse con alguien cuyo chakra era tan poderoso, según palabras del Uchiha, era su mayor prioridad. Después de todo, si las cosas llegaban a torcerse, su mejor arma seria el aparentar ignorancia e indiferencia. Porque siendo una persona tan excéntrica, si aquello de usar chakra era su gran secreto, no había forma de saber cómo reaccionaría si se llegaba a sentir expuesto.
“Podría terminar diciendo algo como «Ahora que saben mi secreto no puedo dejar que se marchen»”.
—¿Tu qué opinas ,Kaido-san? ¿Crees en la posibilidad de fingir inocencia y luego atacarlo por sorpresa si llega a ser necesario? Ya sabes, por la espalda y a la yugular.
Aquella era una propuesta que, por lo general, el peliblanco no se atrevería hacer, pero el que hubiese chakra implicado lo cambiaba todo… Pues en su corta pero fructífera experiencia había aprendido un par de cosas: La gente excéntrica es impredecible y los usuarios de chakra son peligrosos. Aquel sujeto era ambas, una combinación aterradora que exigía tomarse la situación muy enserio.