6/08/2017, 20:08
Kotetsu no perdía el tiempo ni la agilidad. Se agachó a toda velocidad tocando con la frente el suelo y esquivandome. Detrás de él, a unos cuantos metros, se erigía el muro que yo mismo había creado, por suerte para mi iba más bajo de lo normal para la técnica y cayendo. Mi patada la recibió la parte de ring donde anteriormente había empezado mi jutsu que había destrozado toda la superfície de madera.
Al cabo de un tiempo asombrosamente corto, mi rival lanzó una bomba de humo entre él y yo. Para entonces ya estaba de pie de nuevo sobre la tierra que yo mismo había descubierto, descubierto haciendo referencia a que estaba cubierta y yo le había quitado lo que la cubría. Miles de pequeñas piedras y trozos de madera cubrían lo que ahora pisabamos, siendo bastante más tierra que madera, lo cual me beneficiaba.
Quería matarle, de verdad, su impertinencia iba más allá de lo que podía expresar, seguía luchando como si fuera el fin del mundo, como si ese combate fuera tan importante y no lo era. Pelear por pelear nos deja en ridiculo. En la academia nos hacían pegarnos, USANDO TAIJUTSU, eso es un combate digno de ser un espectaculo. Un examen de Chunin era un lugar digno en el que darlo todo. Esto no era ninguna de las dos situaciones. Iba a desangrarse por un posible pase a saltarte los requisitos para entrar el examen, cuyos requisitos eran ehhhhhh ¿hacer misiones?
Resumen, pelear a muerte para no hacer misiones que es lo que sustenta tu villa. Si alguien le encuentra lógica a eso que me avise. Por eso y porque estaba cansado, no iba a pelear más. Estaba harto de luchar sin sentido, pero sobretodo estaba cansado del rollo samurái de Kotetsu. Cuando ese humo se disipase o lo atravesara solo encontraría los escombros del destrozo provocado por mi al principio del combate, los provocados por mi patada y mi muro. Resumiendo de nuevo, piedras, tierra, cachos de madera y un muro con el simbolo de Uzushiogakure por ambos lados.
Al cabo de un tiempo asombrosamente corto, mi rival lanzó una bomba de humo entre él y yo. Para entonces ya estaba de pie de nuevo sobre la tierra que yo mismo había descubierto, descubierto haciendo referencia a que estaba cubierta y yo le había quitado lo que la cubría. Miles de pequeñas piedras y trozos de madera cubrían lo que ahora pisabamos, siendo bastante más tierra que madera, lo cual me beneficiaba.
Quería matarle, de verdad, su impertinencia iba más allá de lo que podía expresar, seguía luchando como si fuera el fin del mundo, como si ese combate fuera tan importante y no lo era. Pelear por pelear nos deja en ridiculo. En la academia nos hacían pegarnos, USANDO TAIJUTSU, eso es un combate digno de ser un espectaculo. Un examen de Chunin era un lugar digno en el que darlo todo. Esto no era ninguna de las dos situaciones. Iba a desangrarse por un posible pase a saltarte los requisitos para entrar el examen, cuyos requisitos eran ehhhhhh ¿hacer misiones?
Resumen, pelear a muerte para no hacer misiones que es lo que sustenta tu villa. Si alguien le encuentra lógica a eso que me avise. Por eso y porque estaba cansado, no iba a pelear más. Estaba harto de luchar sin sentido, pero sobretodo estaba cansado del rollo samurái de Kotetsu. Cuando ese humo se disipase o lo atravesara solo encontraría los escombros del destrozo provocado por mi al principio del combate, los provocados por mi patada y mi muro. Resumiendo de nuevo, piedras, tierra, cachos de madera y un muro con el simbolo de Uzushiogakure por ambos lados.
—Nabi—