9/08/2017, 04:23
(Última modificación: 9/08/2017, 13:43 por Hanamura Kazuma.)
Kōtetsu se encontraba cerca del centro de la plataforma circular, de cara al público y al balcón de los ilustres Kages. Se encontraba a la espera de una respuesta a su reciente y fuertemente expresada preocupación. Sin embargo, el silencio se hacía sentir con demasiada fuerza como para que el pudiese escuchar alguna opinión.
En cierto momento, pudo ver un estremecimiento general de las personas en las gradas, donde algunas se levantaron de sus asientos y otras gesticularon con exagerada sorpresa. Inclusive, frente a él había algunos que, sin duda, y por sus gestos, le estaban gritando agravios para que dejara de parlotear y se diera la vuelta… No les podía entender o escuchar, pero le parecía que exclamaban algo similar a “detrás de ti, imbécil”.
Entendiendo por fin lo que la muchedumbre trataba de decirle, dio medio giro sobre sus talones mientras sujetaba a Bohimei con fuerza. Allí, a poca distancia de él se encontraba su oponente que sin piedad alguna le había arrojado un par de shurikens a la espalda. Al volver cara, las estrellas de acero quedaron en una trayectoria paralela a su cuerpo alcanzandole de forma certera y penetrante, socanvando su ya fatigado estado. Trato de sostenerse, pero un mareo le hizo trastabillar e incar una rodilla en tierra.
En cierto momento, pudo ver un estremecimiento general de las personas en las gradas, donde algunas se levantaron de sus asientos y otras gesticularon con exagerada sorpresa. Inclusive, frente a él había algunos que, sin duda, y por sus gestos, le estaban gritando agravios para que dejara de parlotear y se diera la vuelta… No les podía entender o escuchar, pero le parecía que exclamaban algo similar a “detrás de ti, imbécil”.
Entendiendo por fin lo que la muchedumbre trataba de decirle, dio medio giro sobre sus talones mientras sujetaba a Bohimei con fuerza. Allí, a poca distancia de él se encontraba su oponente que sin piedad alguna le había arrojado un par de shurikens a la espalda. Al volver cara, las estrellas de acero quedaron en una trayectoria paralela a su cuerpo alcanzandole de forma certera y penetrante, socanvando su ya fatigado estado. Trato de sostenerse, pero un mareo le hizo trastabillar e incar una rodilla en tierra.