9/08/2017, 22:55
(Última modificación: 9/08/2017, 22:56 por Uzumaki Eri.)
— Si te tengo a ti como mano derecha, entonces me plantearía ser Uzukage.
—Tiene sentido, ya que amas a tu villa, eso es lo que caracteriza a un Kage —alegó ella—. Vamos, o eso creo yo.
A medida que el sol iba bajando para comenzar a ocultarse en el horizonte, los colores cálidos se hacían cada vez más y más intensos. El que más llegaba lejos, sin duda; era el color rojo, que teñía el gran cielo normalmente azul de unos tonos agradables, acompañando el buen clima y a la estación en la que se encontraban.
— Si tuviera que elegir un puesto del Edificio de la Uzukage me quedaba con el de Uzukage sin dudar—contestó él a la pregunta de la kunoichi—. La burocracia no es lo mio, casi nada que acabe en cracia es lo mío —Eri tuvo que pensar en más palabras que terminasen en cracia, pero ninguna apareció en su cabeza—. Soy más de viajar y hacer las cosas con las manos más que con la boca. Si mejoro lo suficiente mi Doton podría ser escultor o hacer edificios imponentes. Sino me dedicaré a hacer misiones de rango bajo, B o C, con esas ya puedes tener una vida acomodada.
—No es un mal plan —coincidió ella—. Espero que algún día hagas alguna escultura para mí —añadió con una pequeña sonrisa en los labios.
— Pero de momento solo me interesa ver hasta donde puedo llegar. Si al final puedo hacer todo Rango S sin despeinarme pues no diré que no.
—Si llego a hacer una misión de rango S ya me daré con un canto en los dientes —acto seguido la joven rio y movió las manos hasta su regazo.
Después movió, moldeó y recreó algo entre ellas, algo pequeño, incluso más que la palma de su propia mano. Era una pluma semi-transparente, delgada, seguramente recreada de una paloma pues eran las aves que más había visto ella, luego se la tendió a Nabi.
—Ahora te toca a ti.
Con un grácil movimiento, la joven de cabellos púrpura se levantó, y aún con los pies descalzos se quedó parada allí, contemplando los últimos rayos de sol que desaparecían para dejar paso a una noche tranquila, sin ninguna nube a la vista y con un centenar de estrellas alumbrándoles para que no se sintiesen solos.
—Creo que es hora de que nos marchemos a dormir, Nabi-kun; se hace tarde y... —bostezó—. La verdad es que tengo mucho sueño.
—Tiene sentido, ya que amas a tu villa, eso es lo que caracteriza a un Kage —alegó ella—. Vamos, o eso creo yo.
A medida que el sol iba bajando para comenzar a ocultarse en el horizonte, los colores cálidos se hacían cada vez más y más intensos. El que más llegaba lejos, sin duda; era el color rojo, que teñía el gran cielo normalmente azul de unos tonos agradables, acompañando el buen clima y a la estación en la que se encontraban.
— Si tuviera que elegir un puesto del Edificio de la Uzukage me quedaba con el de Uzukage sin dudar—contestó él a la pregunta de la kunoichi—. La burocracia no es lo mio, casi nada que acabe en cracia es lo mío —Eri tuvo que pensar en más palabras que terminasen en cracia, pero ninguna apareció en su cabeza—. Soy más de viajar y hacer las cosas con las manos más que con la boca. Si mejoro lo suficiente mi Doton podría ser escultor o hacer edificios imponentes. Sino me dedicaré a hacer misiones de rango bajo, B o C, con esas ya puedes tener una vida acomodada.
—No es un mal plan —coincidió ella—. Espero que algún día hagas alguna escultura para mí —añadió con una pequeña sonrisa en los labios.
— Pero de momento solo me interesa ver hasta donde puedo llegar. Si al final puedo hacer todo Rango S sin despeinarme pues no diré que no.
—Si llego a hacer una misión de rango S ya me daré con un canto en los dientes —acto seguido la joven rio y movió las manos hasta su regazo.
Después movió, moldeó y recreó algo entre ellas, algo pequeño, incluso más que la palma de su propia mano. Era una pluma semi-transparente, delgada, seguramente recreada de una paloma pues eran las aves que más había visto ella, luego se la tendió a Nabi.
—Ahora te toca a ti.
Con un grácil movimiento, la joven de cabellos púrpura se levantó, y aún con los pies descalzos se quedó parada allí, contemplando los últimos rayos de sol que desaparecían para dejar paso a una noche tranquila, sin ninguna nube a la vista y con un centenar de estrellas alumbrándoles para que no se sintiesen solos.
—Creo que es hora de que nos marchemos a dormir, Nabi-kun; se hace tarde y... —bostezó—. La verdad es que tengo mucho sueño.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)