10/08/2017, 16:51
— Primero dudo mucho que jamás en mi vida pueda igualar tu destreza para crear cosas hermosas. Yo soy más de hacer cosas grandes y robustas. La elegancia supongo que se la quedó mi hermano gemelo perdido.
— ¿y segundo? —bromeó ella—. Bueno, si haces un pingüino gigante de piedra algún día con eso me basta.
Cuando Nabi se levantó también y alegó que ella tenía razón —aunque no le había robado horas de descanso para nada—, la joven asintió y procedió a calzarse sus botas shinobi. Otro bostezo acudió a su boca que no pudo reprimir y ni si quiera pudo tapar con su mano, pero no le importó, poco a poco esos detalles se iban convirtiendo en algo normal cuando estaba con el Senju y si a él no le importaba, a ella menos.
Aunque con los demás ya era otro cantar.
Sus pies dolían sobre sus botas, y; aunque con suerte llegaron en tiempo récord, sabía que no duraría mucho antes de que comenzase a palparse los pies por el dolor. Cenaron algo rápido en la posada y rápidamente subieron a acostarse, con la suerte de que al día siguiente todo marchase igual de bien.
Se levantaron cuando el sol ya estaba arriba en el cielo, pero la verdad es que no pasaba ni media ante aquel detalle, ya que solo les quedaba un día de camino para llegar a su destino: el Valle de los Dojos. A Eri no le costó mucho vestirse adecuadamente y arreglarse el pelo, lo que si le costaba era recordar cómo caminar, ya que después de la paliza de ayer le costaba bastante saber poner una pierna delante de la otra.
Una vez en el recibidor, solo faltaba despedirse del posadero y volver a retomar el camino.
— ¿y segundo? —bromeó ella—. Bueno, si haces un pingüino gigante de piedra algún día con eso me basta.
Cuando Nabi se levantó también y alegó que ella tenía razón —aunque no le había robado horas de descanso para nada—, la joven asintió y procedió a calzarse sus botas shinobi. Otro bostezo acudió a su boca que no pudo reprimir y ni si quiera pudo tapar con su mano, pero no le importó, poco a poco esos detalles se iban convirtiendo en algo normal cuando estaba con el Senju y si a él no le importaba, a ella menos.
Aunque con los demás ya era otro cantar.
Sus pies dolían sobre sus botas, y; aunque con suerte llegaron en tiempo récord, sabía que no duraría mucho antes de que comenzase a palparse los pies por el dolor. Cenaron algo rápido en la posada y rápidamente subieron a acostarse, con la suerte de que al día siguiente todo marchase igual de bien.
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Se levantaron cuando el sol ya estaba arriba en el cielo, pero la verdad es que no pasaba ni media ante aquel detalle, ya que solo les quedaba un día de camino para llegar a su destino: el Valle de los Dojos. A Eri no le costó mucho vestirse adecuadamente y arreglarse el pelo, lo que si le costaba era recordar cómo caminar, ya que después de la paliza de ayer le costaba bastante saber poner una pierna delante de la otra.
Una vez en el recibidor, solo faltaba despedirse del posadero y volver a retomar el camino.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)