10/08/2017, 18:25
Ya estando Karamaru frente a él, Kaido se preparó. Ató fuertemente la coleta que sostenía su frondosa cabellera, amarrándose el cabello en una cola de caballo, evitando que éste interviniera así durante la pelea que iba a tener lugar tan pronto como acabase con su ritual de preparación. Luego estiró los brazos de a uno en uno, mostrando que él, al igual que su rival, también tenía un cuerpo ligeramente definido a pesar de su edad. Lo curioso es que más que entrenamiento, aquellos rasgos de gran fortaleza y porte físico eran un complemento directo de su genética, y no un cuerpo excesivamente trabajado.
Ser un Umi no Shisoku tenía sus grandes ventajas.
—Bien, veamos de qué estás hecho «¡Calvo de mierda!»
Como de costumbre, el gyojin tomó la primera ofensiva. Pero acomedida y contenida, lo suficiente como para tantear las reacciones de su oponente. Kaido se acercó a Karamaru en un par de zancadas zigzageantes hasta que su cuerpo hubo estado lo suficientemente cerca como para intentar atinar un único golpe certero, tan lineal como podría esperarse de un ataque frontal, que fue dirigido hacia el área abdominal izquierda del Habaki.
Al mismo tiempo, el brazo derecho —liberado de cualquier estrategia, y dispuesto a atacar en cualquier momento— hizo un ademán de golpear en forma de jab la quijada del calvo, aunque poco después mutaría su movimiento a un simple aunque poderoso martillazo en el área del pecho.
Ser un Umi no Shisoku tenía sus grandes ventajas.
—Bien, veamos de qué estás hecho «¡Calvo de mierda!»
Como de costumbre, el gyojin tomó la primera ofensiva. Pero acomedida y contenida, lo suficiente como para tantear las reacciones de su oponente. Kaido se acercó a Karamaru en un par de zancadas zigzageantes hasta que su cuerpo hubo estado lo suficientemente cerca como para intentar atinar un único golpe certero, tan lineal como podría esperarse de un ataque frontal, que fue dirigido hacia el área abdominal izquierda del Habaki.
Al mismo tiempo, el brazo derecho —liberado de cualquier estrategia, y dispuesto a atacar en cualquier momento— hizo un ademán de golpear en forma de jab la quijada del calvo, aunque poco después mutaría su movimiento a un simple aunque poderoso martillazo en el área del pecho.