11/08/2017, 11:52
(Última modificación: 11/08/2017, 21:08 por Uchiha Akame.)
Cuando las puertas se abrieron, por una de ellas salió un muchacho cabizbajo. Vestía una camisa negra de mangas largas y cuello alto con el símbolo del Clan Uchiha a la espalda, pantalones cortos de color arena y sandalias ninja. Su pelo, negro como la noche, estaba recogido en una coleta que le llegaba poco más abajo de los hombros. Pese a que llevaba su portaobjetos atado en la cintura, en el lado derecho, y una espada de color obsidiana cruzada en la espalda, no parecía muy excitado con el combate.
El público aplaudió y vitoreó, pero Akame no les dedicó siquiera una mirada. No podía. Sus ojos, rojos como la sangre y con tres aspas alrededor de cada pupila, se mantenían fijos en el suelo frente a él. La hierba primero, y el sendero de tierra que le llevaba hasta el tatami donde supuestamente debía batirse contra un oponente digno. Luego, las escaleras de madera. Y, finalmente, al colocarse donde le correspondía, alzó la mirada y escrutó la puerta contraria.
Pese a que poca gente en el público le recordaba —los combates habían sido muchos y él no era precisamente el shinobi más carismático del Torneo—, se hizo un silencio sepulcral. Podía notarse que algo andaba mal con el gennin. Si alguno le recordaba de la ronda anterior, tendría que emplearse a fondo para relacionar aquella sombra con el muchacho vivo, cortés y habilidoso con el Katon.
«Acabemos con esto de una vez...»
El público aplaudió y vitoreó, pero Akame no les dedicó siquiera una mirada. No podía. Sus ojos, rojos como la sangre y con tres aspas alrededor de cada pupila, se mantenían fijos en el suelo frente a él. La hierba primero, y el sendero de tierra que le llevaba hasta el tatami donde supuestamente debía batirse contra un oponente digno. Luego, las escaleras de madera. Y, finalmente, al colocarse donde le correspondía, alzó la mirada y escrutó la puerta contraria.
Pese a que poca gente en el público le recordaba —los combates habían sido muchos y él no era precisamente el shinobi más carismático del Torneo—, se hizo un silencio sepulcral. Podía notarse que algo andaba mal con el gennin. Si alguno le recordaba de la ronda anterior, tendría que emplearse a fondo para relacionar aquella sombra con el muchacho vivo, cortés y habilidoso con el Katon.
«Acabemos con esto de una vez...»