12/08/2017, 01:02
—Ah, pero sí te conoces a ti misma, ¿verdad Koko? —rebatió, al instante—. Podrías apostar por ti… ¿o no confías en ganar? —Dijo el Uchiha, muy seguro de haber escogido las palabras adecuadas para que la pecosa picase.
—Eso me da más motivos para no votar por mí —respondió a secas, igual o puede que más segura de lo que había estado Datsue a la hora de intentar provocarla para que apueste por sí misma.
Luego de eso comenzó el debate por los tabúes, que sí es malo que si no, etcétera, para ella al menos no eran malos mientras no se convirtiesen en un vicio, después de todo si te ponías a apostar constantemente terminarías perdiendo dinero que podrías haber usado en armamento nuevo y otras cosas de vital importancia, como… ¿Comida tal vez?
Pero nada, salieron los asuntos de las apuestas, para lo cual Datsue se tuvo que remover un tanto detrás de la kunoichi que se sintió un tanto incómoda por la fricción que se vio obligada a aguantarse hasta que, al fin, un papel le rozó algunos mechones de cabello aunque ella ni se percató. Tampoco sentía curiosidad por intentar ver lo que tenía escrita aquella nota.
No así Ayame, quien emocionada por saber que alguien apostó por ella prácticamente se le vino encima obligando a la pecosa a frenarse en seco. «Se me… Están cansando las piernas »pensó en silencio esperando a que le permitiesen proseguir y…
—¡Hey! —Se quejó intentando mantener el equilibrio.
¡Fuerza! ¡Mucha fuerza que ella no tenía! Era lo que le hacía falta para mantenerse y eso.
¡PLAF!
—La puta que lo… ¿Y Ayame? —Algo no estaba bien, era obvio.
Dejando a un lado que estaba empapada, dejando a un lado que había caído con sus sesenta y seis kilos de peso sobre su compatriota que probablemente estaría convaleciente y con una nota empapada y ya sin tinta. También dejando a un lado que… No tenía sentido que le haya caído agua encima si el día estaba jodidamente soleado…
—¡Puta madre! —Exclamó sentándose allí mismo, sobre el pobre Uchiha aplastado.
Se podría haber movido pero no, mejor era buscar a la de Amegakure desaparecida sin esforzarse más que moviendo la cabeza en cada dirección posible por si la veía corriendo. Pero no. «¿Dónde está?»
—Eso me da más motivos para no votar por mí —respondió a secas, igual o puede que más segura de lo que había estado Datsue a la hora de intentar provocarla para que apueste por sí misma.
Luego de eso comenzó el debate por los tabúes, que sí es malo que si no, etcétera, para ella al menos no eran malos mientras no se convirtiesen en un vicio, después de todo si te ponías a apostar constantemente terminarías perdiendo dinero que podrías haber usado en armamento nuevo y otras cosas de vital importancia, como… ¿Comida tal vez?
Pero nada, salieron los asuntos de las apuestas, para lo cual Datsue se tuvo que remover un tanto detrás de la kunoichi que se sintió un tanto incómoda por la fricción que se vio obligada a aguantarse hasta que, al fin, un papel le rozó algunos mechones de cabello aunque ella ni se percató. Tampoco sentía curiosidad por intentar ver lo que tenía escrita aquella nota.
No así Ayame, quien emocionada por saber que alguien apostó por ella prácticamente se le vino encima obligando a la pecosa a frenarse en seco. «Se me… Están cansando las piernas »pensó en silencio esperando a que le permitiesen proseguir y…
—¡Hey! —Se quejó intentando mantener el equilibrio.
¡Fuerza! ¡Mucha fuerza que ella no tenía! Era lo que le hacía falta para mantenerse y eso.
¡PLAF!
—La puta que lo… ¿Y Ayame? —Algo no estaba bien, era obvio.
Dejando a un lado que estaba empapada, dejando a un lado que había caído con sus sesenta y seis kilos de peso sobre su compatriota que probablemente estaría convaleciente y con una nota empapada y ya sin tinta. También dejando a un lado que… No tenía sentido que le haya caído agua encima si el día estaba jodidamente soleado…
—¡Puta madre! —Exclamó sentándose allí mismo, sobre el pobre Uchiha aplastado.
Se podría haber movido pero no, mejor era buscar a la de Amegakure desaparecida sin esforzarse más que moviendo la cabeza en cada dirección posible por si la veía corriendo. Pero no. «¿Dónde está?»