12/08/2017, 18:01
(Última modificación: 12/08/2017, 18:02 por Amedama Daruu.)
Shanise se golpeó la cabeza con una mano, cerca del oído, como cuando se te mete agua al haber estado buceando. Tenía los ojos cerrados, y hacía el mayor esfuerzo posible para no golpear a Ayame de nuevo. Con un extra de fuerza asesina.
—Yo... yo... —dijo la pequeña—. Lo... lo siento mucho...
—No pasa nada, todo está bien —contestó Shanise—. Ahora, continuaremos nuestro camino y...
—¡Ya sé! ¡Podemos invocar a los otros dos grupos y preguntarles a ellos! ¡Alguno tiene que saberlo!
Un silencio de tres segundos de reloj precedió a aquella sugerencia. Luego, Shanise se dio la vuelta y echó a correr en dirección a la otra salida del túnel.
—¡Vamos, sigamos! ¡Es una orden! ¡Se acabaron las sugerencias, vamos, vamos! —vociferó Shanise—. Y Ayame, si me veo obligada a contestar a la pregunta de Por Qué Esa No Es Una Buena Idea, te prometo que te vas a arrepentir.
Desafortunadamente para ellos, el Túnel seguía averiado. Estaban agotados física y mentalmente —tratad de recorrer un túnel con kilómetros y kilómetros de longitud, recto, sin que el paisaje cambie en ningún momento—, y ya se estaba haciendo de noche. De modo que se tomarían un descanso, a resguardo bajo los gruesos muros de hormigón.
Shanise se detuvo, se sentó en el suelo y se descolgó la mochila. Sacó de ella un par de sándwiches de atún y los puso frente a ella. Educadamente, hizo una pequeña reverencia.
—Descansemos hasta mañana. Que Amenokami bendiga esta cena, y...
»...que haga que alguien arregle de una vez el puto Túnel.
—Yo... yo... —dijo la pequeña—. Lo... lo siento mucho...
—No pasa nada, todo está bien —contestó Shanise—. Ahora, continuaremos nuestro camino y...
—¡Ya sé! ¡Podemos invocar a los otros dos grupos y preguntarles a ellos! ¡Alguno tiene que saberlo!
Un silencio de tres segundos de reloj precedió a aquella sugerencia. Luego, Shanise se dio la vuelta y echó a correr en dirección a la otra salida del túnel.
—¡Vamos, sigamos! ¡Es una orden! ¡Se acabaron las sugerencias, vamos, vamos! —vociferó Shanise—. Y Ayame, si me veo obligada a contestar a la pregunta de Por Qué Esa No Es Una Buena Idea, te prometo que te vas a arrepentir.
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Desafortunadamente para ellos, el Túnel seguía averiado. Estaban agotados física y mentalmente —tratad de recorrer un túnel con kilómetros y kilómetros de longitud, recto, sin que el paisaje cambie en ningún momento—, y ya se estaba haciendo de noche. De modo que se tomarían un descanso, a resguardo bajo los gruesos muros de hormigón.
Shanise se detuvo, se sentó en el suelo y se descolgó la mochila. Sacó de ella un par de sándwiches de atún y los puso frente a ella. Educadamente, hizo una pequeña reverencia.
—Descansemos hasta mañana. Que Amenokami bendiga esta cena, y...
»...que haga que alguien arregle de una vez el puto Túnel.
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