15/08/2017, 23:08
Un enredo de exclamaciones y maldiciones precedió a la inminente caída provocada por la pobre y torpe kunoichi de Amegakure. Un estallido de agua en el momento del impacto empapó a los genin y Koko cayó encima de Datsue. Pero de Ayame... no había ni rastro. El Uchiha no tardó en quitarse a la rubia de encima como si no fuera más que una molesta piedra, con sus ojos clavados en el charco que había quedado como única prueba de lo acontecido.
Y de repente, el agua se movió. Se movió como si tuviera vida propia, alzándose sobre sí misma, aglutinándose y girando hasta conformar de nuevo la silueta de la desaparecida Ayame. El agua se transformó en carne, y la muchacha, aún de rodillas, se llevó una mano a la cabeza con gesto dolorido.
—Ay, ay, ay...
Fue consciente entonces de lo que había pasado y, alarmada, se reincorporó con las manos en alto.
—¡Ay, lo siento, chicos! ¡No quería...! —comenzó a disculparse, pero entonces reparó en Datsue y en sus ojos. Sus iris, antes oscuros, ahora habían adquirido un fascinante y al mismo tiempo color carmesí como la sangre. Lo más peculiar era, sin duda, que dos tomoe giraban en torno a la pupila—. ¿Qué... qué les pasa a tus ojos, Datsue-san?
Y de repente, el agua se movió. Se movió como si tuviera vida propia, alzándose sobre sí misma, aglutinándose y girando hasta conformar de nuevo la silueta de la desaparecida Ayame. El agua se transformó en carne, y la muchacha, aún de rodillas, se llevó una mano a la cabeza con gesto dolorido.
—Ay, ay, ay...
Fue consciente entonces de lo que había pasado y, alarmada, se reincorporó con las manos en alto.
—¡Ay, lo siento, chicos! ¡No quería...! —comenzó a disculparse, pero entonces reparó en Datsue y en sus ojos. Sus iris, antes oscuros, ahora habían adquirido un fascinante y al mismo tiempo color carmesí como la sangre. Lo más peculiar era, sin duda, que dos tomoe giraban en torno a la pupila—. ¿Qué... qué les pasa a tus ojos, Datsue-san?