16/08/2017, 23:10
La chica fue la primera en entrar en escena, luciendo su elegante y peculiar traje, su signo, y su futuro renombre. La pelirroja de Amegakure, la que no puede morir, la inmortal. Sin quererlo demasiado, estaba actuando de manera ejemplar en favor de Blame, aunque aún no había decidido si de verdad éste tenía razón sobre su teoría sobre la humanidad... total, mientras, podía disfrutar de todo aquello que siempre había tenido a la mano, y sin embargo siempre había rehusado.
«Tengo que pasar al menos ésta fase de la competición... necesito pillar algo mas de fama...»
Por el otro lado del tatami, su oponente al fin hizo aparición. Éste tenía una piel azulada, una mirada penetrante y extraña, y unas facciones que pese a hacerle parecer una persona, distaban de que éste fuese una persona común. El chico, por llamarlo de alguna manera, se plantó frente a ella. Hubo unos segundos de silencio, por parte de ambos, y fue entonces que éste decidió romper el mismo con un comentario de lo mas singular. Afirmó que sería rápido, que no debía preocuparse. Tras ello, mostró una sonrisa que para nada parecía humana. Una hilera de dientes que como mínimo debían pertenecer a una piraña gigante.
«¿De donde coño ha salido ésta cosa...?»
No tuvo demasiado tiempo para darle vueltas en la cabeza a esa pregunta, la respuesta se hizo obvia a causa de su bandana, que relucía en su frente. Amegakure no Sato. Sin duda, la suerte de la pelirroja era digna de elogiar. 2 de sus 2 combates en el torneo había sido contra miembros de su propia aldea. Ironías de la vida...
Dejó caer un suspiro, y comenzó a andar ligeramente hasta su posición central en el tatami. Su mirada comenzó a ser algo lasciva, y cruzó los brazos entre tanto. Al dar apenas dos o tres pasos y llegando al centro, la chica se llevó la diestra hacia el rostro, y mordió con deseo su indice en un gesto que buscaba sacar al menos los colores del... ¿"medio-pez"?
—Que pena... otro precoz... —se burló de su comentario.
Estaba totalmente relajada, en ésta ocasión no estaba ni exaltada por el encuentro, se lo estaba tomando de una forma realmente diferente. De pronto, su piel comenzó a quebrarse por algunas zonas, así como su traje. Unas cuantas hojas de papeles se fueron desprendiendo de la kunoichi, y quedaban en el aire flotando, o casi ancladas a la piel de la misma. Quisiera o no, la batalla ya había comenzado, solo faltaba...
Sin mas, realizó el sello para que diese comienzo el combate.
—Aún estás a tiempo de retirarte, no has tenido buena suerte, amigo. Ni llegamos a las semi finales y te tocó contra la inmortal de Ame...
Era obvio que no se iba a retirar tan fácilmente, pero oye... quizás tan solo por el comentario, y los rumores que a oídos de éste hubiesen llegado, se le pusiesen los huevos de corbata —si es que esa cosa tenía huevos, claro—.
«Tengo que pasar al menos ésta fase de la competición... necesito pillar algo mas de fama...»
Por el otro lado del tatami, su oponente al fin hizo aparición. Éste tenía una piel azulada, una mirada penetrante y extraña, y unas facciones que pese a hacerle parecer una persona, distaban de que éste fuese una persona común. El chico, por llamarlo de alguna manera, se plantó frente a ella. Hubo unos segundos de silencio, por parte de ambos, y fue entonces que éste decidió romper el mismo con un comentario de lo mas singular. Afirmó que sería rápido, que no debía preocuparse. Tras ello, mostró una sonrisa que para nada parecía humana. Una hilera de dientes que como mínimo debían pertenecer a una piraña gigante.
«¿De donde coño ha salido ésta cosa...?»
No tuvo demasiado tiempo para darle vueltas en la cabeza a esa pregunta, la respuesta se hizo obvia a causa de su bandana, que relucía en su frente. Amegakure no Sato. Sin duda, la suerte de la pelirroja era digna de elogiar. 2 de sus 2 combates en el torneo había sido contra miembros de su propia aldea. Ironías de la vida...
Dejó caer un suspiro, y comenzó a andar ligeramente hasta su posición central en el tatami. Su mirada comenzó a ser algo lasciva, y cruzó los brazos entre tanto. Al dar apenas dos o tres pasos y llegando al centro, la chica se llevó la diestra hacia el rostro, y mordió con deseo su indice en un gesto que buscaba sacar al menos los colores del... ¿"medio-pez"?
—Que pena... otro precoz... —se burló de su comentario.
Estaba totalmente relajada, en ésta ocasión no estaba ni exaltada por el encuentro, se lo estaba tomando de una forma realmente diferente. De pronto, su piel comenzó a quebrarse por algunas zonas, así como su traje. Unas cuantas hojas de papeles se fueron desprendiendo de la kunoichi, y quedaban en el aire flotando, o casi ancladas a la piel de la misma. Quisiera o no, la batalla ya había comenzado, solo faltaba...
Sin mas, realizó el sello para que diese comienzo el combate.
—Aún estás a tiempo de retirarte, no has tenido buena suerte, amigo. Ni llegamos a las semi finales y te tocó contra la inmortal de Ame...
Era obvio que no se iba a retirar tan fácilmente, pero oye... quizás tan solo por el comentario, y los rumores que a oídos de éste hubiesen llegado, se le pusiesen los huevos de corbata —si es que esa cosa tenía huevos, claro—.