17/08/2017, 14:29
El Uchiha se encogió de hombros, también risueño, ante la broma del peliblanco. No es que no tuviese claro el concepto de pocos, es que, sencillamente, era exagerado por naturaleza. Luego, Riko le preguntó si era su primera vez con una entrevista.
—Pues sí. Lo cierto es que me estoy estrenando en muchas cosas aquí en los Dojos —reconoció, y su mirada se perdió por un instante en el infinito, mientras una sonrisa asomaba en sus facciones. Luego sacudió la cabeza, no era momento de ponerse a pensar en Aiko—. Pero no te preocupes. En lo que se refiere a indagar y mostrar la verdad al mundo, soy más profesional que Akame —soltó, como si no hubiese mayor comparación posible.
»Antes de nada, hagamos un repaso rápido. Como ya te había comentado, quiero hacer una serie de entrevistas a los ninjas de Uzu, que iré publicando mensualmente en una revista. Quiero que el público de nuestra Villa conozca mejor a sus ninjas. Que los comprenda. Que sientan por ellos. Y nadie mejor que tú para empezar en esta apasionante empresa.
Hizo una pausa, que aprovechó para acercarse a los labios el vaso con el granizado y dar un sorbo. Luego, se recostó sobre el sofá y apoyó el mentón sobre una mano.
—Te han marcado, Riko. Te han señalado como un apestoso, como alguien que traicionó a todos sus compañeros de promoción. Es cruel, mezquino e injusto. Y sé muy bien quien ha estado detrás de todo esto… Pero no podemos empezar a señalar culpables. Eso no ayudaría en nada a limpiar tu imagen. No sin que antes el pueblo empatice contigo. Verás… te contaré un secreto —se inclinó hacia él y bajó la voz, hasta convertirla en un susurro apenas audible—. No importa la maldad que hayas hecho: robar a una vieja indefensa; matar a un Jounnin reputado delante de toda la Aldea; o, como en tu caso, la mayor perversidad de todas: traicionar a toda una Promoción. Si la gente se mete en tu piel, si eres capaz de hacer que sientan lo que tú sientes, nada de eso importará. ¡Ni siquiera tendrás que justificarte! ¡Ellos mismos buscarán una justificación por ti! —exclamó, entre risas, volviendo a reclinarse en el sofá—. Ahora bien, esto sucede también a la inversa. Si no empatizan contigo, ya puedes dar la mejor explicación de la historia que no te creerán.
»Así que centrémonos en eso. Centrémonos en conocerte.
El dedo de Datsue pulsó el botón con un círculo rojo de la grabadora, y la cinta empezó a moverse. El Uchiha esbozó una mueca, maravillado. Habiéndose criado en el País del Bosque, todavía no se acababa de acostumbrar a tanta modernidad.
—Empecemos por lo primero. Cuéntanos un poco de tu infancia y por qué decidiste convertirte en ninja.
—Pues sí. Lo cierto es que me estoy estrenando en muchas cosas aquí en los Dojos —reconoció, y su mirada se perdió por un instante en el infinito, mientras una sonrisa asomaba en sus facciones. Luego sacudió la cabeza, no era momento de ponerse a pensar en Aiko—. Pero no te preocupes. En lo que se refiere a indagar y mostrar la verdad al mundo, soy más profesional que Akame —soltó, como si no hubiese mayor comparación posible.
»Antes de nada, hagamos un repaso rápido. Como ya te había comentado, quiero hacer una serie de entrevistas a los ninjas de Uzu, que iré publicando mensualmente en una revista. Quiero que el público de nuestra Villa conozca mejor a sus ninjas. Que los comprenda. Que sientan por ellos. Y nadie mejor que tú para empezar en esta apasionante empresa.
Hizo una pausa, que aprovechó para acercarse a los labios el vaso con el granizado y dar un sorbo. Luego, se recostó sobre el sofá y apoyó el mentón sobre una mano.
—Te han marcado, Riko. Te han señalado como un apestoso, como alguien que traicionó a todos sus compañeros de promoción. Es cruel, mezquino e injusto. Y sé muy bien quien ha estado detrás de todo esto… Pero no podemos empezar a señalar culpables. Eso no ayudaría en nada a limpiar tu imagen. No sin que antes el pueblo empatice contigo. Verás… te contaré un secreto —se inclinó hacia él y bajó la voz, hasta convertirla en un susurro apenas audible—. No importa la maldad que hayas hecho: robar a una vieja indefensa; matar a un Jounnin reputado delante de toda la Aldea; o, como en tu caso, la mayor perversidad de todas: traicionar a toda una Promoción. Si la gente se mete en tu piel, si eres capaz de hacer que sientan lo que tú sientes, nada de eso importará. ¡Ni siquiera tendrás que justificarte! ¡Ellos mismos buscarán una justificación por ti! —exclamó, entre risas, volviendo a reclinarse en el sofá—. Ahora bien, esto sucede también a la inversa. Si no empatizan contigo, ya puedes dar la mejor explicación de la historia que no te creerán.
»Así que centrémonos en eso. Centrémonos en conocerte.
El dedo de Datsue pulsó el botón con un círculo rojo de la grabadora, y la cinta empezó a moverse. El Uchiha esbozó una mueca, maravillado. Habiéndose criado en el País del Bosque, todavía no se acababa de acostumbrar a tanta modernidad.
—Empecemos por lo primero. Cuéntanos un poco de tu infancia y por qué decidiste convertirte en ninja.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado