17/08/2017, 20:09
—Impresionante, Nishijima-san —admitió el Uchiha, sincero—. ¿Cuándo aprendió a manejar su chakra de esa forma?
Su pregunta quedo en el aire, sin respuesta alguna. Espero un instante y volvió a plantear otra interrogante, por si la primera no había sido escuchada:
—¿Qué más aplicaciones conoce?
Pero aquella tampoco recibió respuesta; era como si, literalmente, estuviese hablando con una estatua.
El joven de ojos grises se sentía impresionando, y un poco perturbado, por semejante cantidad de chakra visible. En vista de que Nishijima estaba en una especia de trance en el que susurraba para sí mismo y en el que no podía, o quería, escuchar a los demás. Se giro para ver a Akame, pero este parecía perdido en el ir y venir de los psicodélicos colores de aquella aura. Luego dirigió su vista hacia Kaido, y este se mostraba honestamente preocupado… El Hakagurē compartió durante un instante su turbación, pues estaba frente a un sujeto que tenía suficiente chakra como para matarles a los tres con un simple aplauso.
“¿Estará bien que nos quedemos aquí, viendo esto? ¿Sera peligroso para él o para nosotros?”, se pregunto.
No era que aquel chakra se sintiese agresivo, porque de hecho tenía una sensación neutra, sino que su constante fluir emitía una ondas que resultaban un tanto agobiantes; era como estar cerca de un horno demasiado caliente, donde no hay peligro de quemarse, pero donde son fuertes y constantes los golpes de calor.
—Hey, Nishijima-san —llamo Kōtetsu—. ¡Nishijima-san! —grito, pero aquel sujeto estaba un trance irrompible.
»Tengo la sospecha de que se ha olvidado de que estamos aquí, parece perdido en su trabajo… ¿Qué deberíamos hacer?
Su pregunta quedo en el aire, sin respuesta alguna. Espero un instante y volvió a plantear otra interrogante, por si la primera no había sido escuchada:
—¿Qué más aplicaciones conoce?
Pero aquella tampoco recibió respuesta; era como si, literalmente, estuviese hablando con una estatua.
El joven de ojos grises se sentía impresionando, y un poco perturbado, por semejante cantidad de chakra visible. En vista de que Nishijima estaba en una especia de trance en el que susurraba para sí mismo y en el que no podía, o quería, escuchar a los demás. Se giro para ver a Akame, pero este parecía perdido en el ir y venir de los psicodélicos colores de aquella aura. Luego dirigió su vista hacia Kaido, y este se mostraba honestamente preocupado… El Hakagurē compartió durante un instante su turbación, pues estaba frente a un sujeto que tenía suficiente chakra como para matarles a los tres con un simple aplauso.
“¿Estará bien que nos quedemos aquí, viendo esto? ¿Sera peligroso para él o para nosotros?”, se pregunto.
No era que aquel chakra se sintiese agresivo, porque de hecho tenía una sensación neutra, sino que su constante fluir emitía una ondas que resultaban un tanto agobiantes; era como estar cerca de un horno demasiado caliente, donde no hay peligro de quemarse, pero donde son fuertes y constantes los golpes de calor.
—Hey, Nishijima-san —llamo Kōtetsu—. ¡Nishijima-san! —grito, pero aquel sujeto estaba un trance irrompible.
»Tengo la sospecha de que se ha olvidado de que estamos aquí, parece perdido en su trabajo… ¿Qué deberíamos hacer?