17/08/2017, 20:43
—Bien, bien... —Akimichi Yakisoba se levantó lentamente, dejando a un lado el café y las galletas y se alejó de sus dos subordinados, dándoles la espalda—. No está nada mal.
»Los dos habéis elegido las palabras muy cuidadosamente. Uno de vosotros ha intentado mentirme, y no lo ha conseguido. Pero si te esfuerzas con ese tono de voz, Akame-kun... Si le echas cara y miras a los ojos a quien quieres mentir... Lo acabarás consiguiendo. No te culpo, por supuesto. Es difícil mentirme. Difícil.
»Por otra parte, Datsue-kun, parecen elogios, sí, están muy bien enterrados, sí. Tal vez hubieras engañado a otro jounin. Pero a mí no.
Volvió a darse la vuelta y les encaró. Sonrió.
—La verdad, no os hubiese hecho esa pregunta si no fuera... No sé. Imaginad que hubiérais hablado mal de Gouna-sama, ¿no? Qué mal. Porque tiene muy mal genio... —Jugueteó con los dedos de una mano, deleitándose—. Si nuestra venerada Uzukage mató a un jounnin reputado en frente de toda la Villa, ¿qué no haría con un gennin… revoltoso?
Sonrió. Y fue una sonrisa casi cruel.
—Lo siento por robarte la frase, Datsue-kun —dijo—. Y ahora, si sois tan amables...
»¿Por qué no me contáis lo que opináis de verdad?
Formuló un sello de una mano, y ambos genin sintieron una picazón en la nuca.
—Akame-kun, puedes empezar tú. Y luego, que lo haga Datsue-kun.
Ambos genin sienten la necesidad de hablar de forma totalmente sincera con Yakisoba.
»Los dos habéis elegido las palabras muy cuidadosamente. Uno de vosotros ha intentado mentirme, y no lo ha conseguido. Pero si te esfuerzas con ese tono de voz, Akame-kun... Si le echas cara y miras a los ojos a quien quieres mentir... Lo acabarás consiguiendo. No te culpo, por supuesto. Es difícil mentirme. Difícil.
»Por otra parte, Datsue-kun, parecen elogios, sí, están muy bien enterrados, sí. Tal vez hubieras engañado a otro jounin. Pero a mí no.
Volvió a darse la vuelta y les encaró. Sonrió.
—La verdad, no os hubiese hecho esa pregunta si no fuera... No sé. Imaginad que hubiérais hablado mal de Gouna-sama, ¿no? Qué mal. Porque tiene muy mal genio... —Jugueteó con los dedos de una mano, deleitándose—. Si nuestra venerada Uzukage mató a un jounnin reputado en frente de toda la Villa, ¿qué no haría con un gennin… revoltoso?
Sonrió. Y fue una sonrisa casi cruel.
—Lo siento por robarte la frase, Datsue-kun —dijo—. Y ahora, si sois tan amables...
»¿Por qué no me contáis lo que opináis de verdad?
Formuló un sello de una mano, y ambos genin sintieron una picazón en la nuca.
—Akame-kun, puedes empezar tú. Y luego, que lo haga Datsue-kun.
Ambos genin sienten la necesidad de hablar de forma totalmente sincera con Yakisoba.
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