17/08/2017, 20:55
(Última modificación: 17/08/2017, 20:56 por Aotsuki Ayame.)
El sello del kunai explotó, y Ayame asintió para sí, con satisfacción, al comprobar que su oponente era arrasado...
Y estallaba súbitamente en agua.
—¡¿Qué...?! —aulló, estupefacta.
El Riko que se había presentado ante ella no había sido más que un clon de agua. ¡Y ella se lo había creído por completo! A la vista de que su oponente no estaba al frente, giró sobre sus talones justo a tiempo para ver cómo un colosal pez espada se abalanzaba sobre ella. Ayame apenas tuvo tiempo de cruzar los brazos por delante del cuerpo en un acto reflejo, y cuando el animal embistió contra ella todo su cuerpo explotó en un violento estallido de agua.
Fue como si la hubiesen aplastado con un martillo gigante. Aturdida, y profundamente dolorida, el charco en el que se había transformado Ayame fue recuperando su forma corpórea poco a poco. Jadeando por un dolor que le hacía ver las estrellas casi de manera literal, la muchacha alzó la cabeza hacia Riko. Afortunadamente para ella, parecía que aquel despliegue estratégico había sido un arma de doble filo para él, y ahora el muchacho jadeaba exhausto.
No podía dejar pasar aquella oportunidad.
Se revolvió sobre sí misma, y entonces, en un rápido movimiento, cerró los ojos y lanzó con fuerza lo que había cogido de su portaobjetos contra el suelo, a pocos metros de ella. La canica estalló en un repentino destello que cegaría la visión de Riko y Ayame, tras ponerse en pie tambaleante, decidió aprovechar la oportunidad y echó a correr a toda la velocidad que le permitía su dolorido cuerpo mientras sus manos se entrelazaban en una corta secuencia de sellos y comenzaba a moldear chakra en su pecho.
—¡Suiton: Mizurappa!
El torrente de agua a presión que brotó desde sus labios tras tomar aire se abalanzó como un enfurecido torrente salvaje contra el shinobi de Uzushiogakure. Pero aquello no había sido todo, pues justo después de haber efectuado la primera técnica, volvió a entrelazar las manos.
—¡Suiton: Mizuame Nabara!
Ayame expelió un nuevo torrente de agua. Pero esta vez iba dirigido al suelo, y la masa viscosa en la que se había convertido gracias a las propiedades de su chakra se extendió rápidamente para atrapar en su seno al shinobi que debería haber sido derribado con la anterior técnica...
Y en aquella ocasión fue su turno de detenerse momentáneamente a retomar el aliento. Había hecho un gasto de chakra excesivo, pero aún podía seguir moviéndose.
«No puedo caer... Se lo prometí... A papá... Si caigo ahora todo será en vano...»
PV:–
CK:–
Y estallaba súbitamente en agua.
—¡¿Qué...?! —aulló, estupefacta.
El Riko que se había presentado ante ella no había sido más que un clon de agua. ¡Y ella se lo había creído por completo! A la vista de que su oponente no estaba al frente, giró sobre sus talones justo a tiempo para ver cómo un colosal pez espada se abalanzaba sobre ella. Ayame apenas tuvo tiempo de cruzar los brazos por delante del cuerpo en un acto reflejo, y cuando el animal embistió contra ella todo su cuerpo explotó en un violento estallido de agua.
Fue como si la hubiesen aplastado con un martillo gigante. Aturdida, y profundamente dolorida, el charco en el que se había transformado Ayame fue recuperando su forma corpórea poco a poco. Jadeando por un dolor que le hacía ver las estrellas casi de manera literal, la muchacha alzó la cabeza hacia Riko. Afortunadamente para ella, parecía que aquel despliegue estratégico había sido un arma de doble filo para él, y ahora el muchacho jadeaba exhausto.
No podía dejar pasar aquella oportunidad.
Se revolvió sobre sí misma, y entonces, en un rápido movimiento, cerró los ojos y lanzó con fuerza lo que había cogido de su portaobjetos contra el suelo, a pocos metros de ella. La canica estalló en un repentino destello que cegaría la visión de Riko y Ayame, tras ponerse en pie tambaleante, decidió aprovechar la oportunidad y echó a correr a toda la velocidad que le permitía su dolorido cuerpo mientras sus manos se entrelazaban en una corta secuencia de sellos y comenzaba a moldear chakra en su pecho.
—¡Suiton: Mizurappa!
El torrente de agua a presión que brotó desde sus labios tras tomar aire se abalanzó como un enfurecido torrente salvaje contra el shinobi de Uzushiogakure. Pero aquello no había sido todo, pues justo después de haber efectuado la primera técnica, volvió a entrelazar las manos.
—¡Suiton: Mizuame Nabara!
Ayame expelió un nuevo torrente de agua. Pero esta vez iba dirigido al suelo, y la masa viscosa en la que se había convertido gracias a las propiedades de su chakra se extendió rápidamente para atrapar en su seno al shinobi que debería haber sido derribado con la anterior técnica...
Y en aquella ocasión fue su turno de detenerse momentáneamente a retomar el aliento. Había hecho un gasto de chakra excesivo, pero aún podía seguir moviéndose.
«No puedo caer... Se lo prometí... A papá... Si caigo ahora todo será en vano...»
PV:
94/150
-56 PV
–CK:
58/120
-5 CK
– -24 CK
–-18 CK
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