18/08/2017, 16:36
Su rápida estrategema había funcionado: Habaki Karamaru habría tenido que reaccionar por sobre la línea apoyándose en sus fuertes brazos para que la combinación de patadas del escualo no hiciera demasiada mella en su rostro. En cambio, fueron los antebrazos los que recibieron gran parte del daño, una patada tras otra hasta que estuvo en la obligación de retroceder. Momento en el que encontró la oportunidad —cuando las piernas de Kaido se hubieran cansado— de dar un sendo salto que le separaría a un par de metros de su oponente.
Kaido haría un último esfuerzo para erguir su cuerpo, donde dio ligeros saltos sobre su eje y movió los puños como boxeo. Sonreía, siempre sonreía.
—1-0, compañero.
Karamaru no se iba a rendir tan pronto, ni mucho menos. No, el calvo fue el que tomó la iniciativa en ésta nueva ronda, acercándose a los linderos del tiburón en rápidos movimientos zigzageantes, aprovechando su impulso casi al último tramo. Allí, se deslizó cual aplanadora, buscando realizar un movimiento de tijera por sobre las piernas de Kaido, y desestabilizarle.
El calvo era veloz. Kaido pudo esquivar aquello por los pelos, saltando ahí mismo en su posición lo más alto posible. Pero aquello habría sido un sendo error, quizás, porque allí arriba quedaría a total merced de su oponente. Bien podría haberse llevado las manos al portaobjetos —que se había retirado de la cadera al inicio del combate— y usar algún kunai, pero no tenía nada a mano.
Bastaba con caer, y esperar a ver qué haría su contrincante. En esa ronda, aparentemente, tenía todas las de ganar.
Kaido haría un último esfuerzo para erguir su cuerpo, donde dio ligeros saltos sobre su eje y movió los puños como boxeo. Sonreía, siempre sonreía.
—1-0, compañero.
Karamaru no se iba a rendir tan pronto, ni mucho menos. No, el calvo fue el que tomó la iniciativa en ésta nueva ronda, acercándose a los linderos del tiburón en rápidos movimientos zigzageantes, aprovechando su impulso casi al último tramo. Allí, se deslizó cual aplanadora, buscando realizar un movimiento de tijera por sobre las piernas de Kaido, y desestabilizarle.
El calvo era veloz. Kaido pudo esquivar aquello por los pelos, saltando ahí mismo en su posición lo más alto posible. Pero aquello habría sido un sendo error, quizás, porque allí arriba quedaría a total merced de su oponente. Bien podría haberse llevado las manos al portaobjetos —que se había retirado de la cadera al inicio del combate— y usar algún kunai, pero no tenía nada a mano.
Bastaba con caer, y esperar a ver qué haría su contrincante. En esa ronda, aparentemente, tenía todas las de ganar.