18/08/2017, 22:07
El tipo era raro, por no decir bien raro. Rarito de esos que se sacan la carrera universitaria de raritos impartida en Kusagakure, y que por algún motivo de la vida, había terminado en Ame. Esa piel azul, casi le hacía parecer que había sido criado en un embalse, junto a un montón de sapos y cosas raras, como él mismo. La naturaleza a veces era realmente caprichosa...
La pelirroja intentó arreglar el asunto rápidamente, intentando que su oponente se retirase antes de salir malherido —toda una compatriota— pero éste pareció rehusarse. No dijo ni que si, ni que no, lo cual mas bien indicaba lo segundo. Su mirada se hincaba en la de la chica, la cuál realizó el sello que daba comienzo amistoso al combate, sello o gesto que su oponente debía imitar como ceremonia inicial, como gesto de enfrentamiento amistoso. Pero en vez de eso, su oponente se lanzó a la carrera.
—¡Tsk! —la chica chasqueó la lengua, y dejó caer un leve y fugaz suspiro.
Sin demora, alzó su guardia, esperando la embestida de ese peculiar y maleducado oponente. Entre tanto, los papeles se iban dispersando poco a poco por el aire, no demasiados ni tampoco lejos, pero notoriamente visibles. En mitad de la acometida, recortando la distancia hasta poco mas de los seis metros, éste llevó la mano hacia su portaobjetos, gesto que la pelirroja imitó. El atacante, lanzó un metal rápido hacia la pelirroja, y ésta hizo lo mismo, para luego dar un pequeño salto hacia detrás, ganando un par de metros mas apenas. El brillo de los metales chocando sucedió a un sonido de metal impactando a otro, y ambas armas se desviarían de sus trazadas.
La chica alzó de nuevo la guardia, con un puño cerrado y el otro abierto. Flexionó también sus piernas, e hincó su mirada en el oponente, la especie de pescado semi-humano. —¿No te enseñaron modales en la academia, especie de pez con patas?
Por un momento, su tono se tornó realmente serio, entre tanto, sus pies se desvanecieron en un montón mas de papeles. De sus piernas desapareció todo rastro de músculo, carne o hueso hasta llegar a la parte alta de la tibia.
La pelirroja intentó arreglar el asunto rápidamente, intentando que su oponente se retirase antes de salir malherido —toda una compatriota— pero éste pareció rehusarse. No dijo ni que si, ni que no, lo cual mas bien indicaba lo segundo. Su mirada se hincaba en la de la chica, la cuál realizó el sello que daba comienzo amistoso al combate, sello o gesto que su oponente debía imitar como ceremonia inicial, como gesto de enfrentamiento amistoso. Pero en vez de eso, su oponente se lanzó a la carrera.
—¡Tsk! —la chica chasqueó la lengua, y dejó caer un leve y fugaz suspiro.
Sin demora, alzó su guardia, esperando la embestida de ese peculiar y maleducado oponente. Entre tanto, los papeles se iban dispersando poco a poco por el aire, no demasiados ni tampoco lejos, pero notoriamente visibles. En mitad de la acometida, recortando la distancia hasta poco mas de los seis metros, éste llevó la mano hacia su portaobjetos, gesto que la pelirroja imitó. El atacante, lanzó un metal rápido hacia la pelirroja, y ésta hizo lo mismo, para luego dar un pequeño salto hacia detrás, ganando un par de metros mas apenas. El brillo de los metales chocando sucedió a un sonido de metal impactando a otro, y ambas armas se desviarían de sus trazadas.
La chica alzó de nuevo la guardia, con un puño cerrado y el otro abierto. Flexionó también sus piernas, e hincó su mirada en el oponente, la especie de pescado semi-humano. —¿No te enseñaron modales en la academia, especie de pez con patas?
Por un momento, su tono se tornó realmente serio, entre tanto, sus pies se desvanecieron en un montón mas de papeles. De sus piernas desapareció todo rastro de músculo, carne o hueso hasta llegar a la parte alta de la tibia.