19/08/2017, 23:08
Las plegarias de Riko habrían sido escuchadas, desde luego; pues cuando su mano encajó la Kodachi hasta el interior de la ranura, la piedra comenzó a vibrar, tragándose el resto del filo hasta los linderos del mango, y dándose una vuelta en su propio eje. Lo que vino después fue una potente ventisca que salió apabullante desde el otro extremo, cuando la piedra Oni se catapultó hasta el interior, abriéndose de par en par.
Se volvió a sentir nuevamente una pesada turbulencia que haría vibrar los cimientos de tan derruido lugar, y Kaido tuvo que aguantarse de los muros para no caer sobre su azulado culo Amejin.
Delante de ellos se abrió entonces otro camino, unas escaleras que descendían hacia una cripta extremadamente grande y espaciosa, que habría sido construida bajo tierra. De hecho, si los jóvenes genin meditaban un poco sobre la infraesctrutura, y sobre dónde yacía erguido el Dojo, podrían discernir que según los cruces y pasillos que habrían atravesado, la cripta no sólo era un pasaje subterráneo, sino que probablemente se trataba de una amplia excavación por dentro de la propia cordillera rocosa que envolvía a todo el Valle.
También ligeramente iluminada, la cripta daba una sensación de vacío inevitable. Y sin embargo, se podía escuchar un ligero goteo, que pronto se convirtió en un chapoteo constante, cada treinta segundos. Y es que si se adentraban un poco más en el interior de aquella tumba, podrían ver que desde el último escalón comenzaba a haber agua. Mucha agua.
La cripta parecía inundada.
Se volvió a sentir nuevamente una pesada turbulencia que haría vibrar los cimientos de tan derruido lugar, y Kaido tuvo que aguantarse de los muros para no caer sobre su azulado culo Amejin.
Delante de ellos se abrió entonces otro camino, unas escaleras que descendían hacia una cripta extremadamente grande y espaciosa, que habría sido construida bajo tierra. De hecho, si los jóvenes genin meditaban un poco sobre la infraesctrutura, y sobre dónde yacía erguido el Dojo, podrían discernir que según los cruces y pasillos que habrían atravesado, la cripta no sólo era un pasaje subterráneo, sino que probablemente se trataba de una amplia excavación por dentro de la propia cordillera rocosa que envolvía a todo el Valle.
También ligeramente iluminada, la cripta daba una sensación de vacío inevitable. Y sin embargo, se podía escuchar un ligero goteo, que pronto se convirtió en un chapoteo constante, cada treinta segundos. Y es que si se adentraban un poco más en el interior de aquella tumba, podrían ver que desde el último escalón comenzaba a haber agua. Mucha agua.
La cripta parecía inundada.