21/08/2017, 22:41
Sus espadas chocaron una vez más, y la mano del tiburón salió despedida hacia su costado; inhabilitado. El movimiento acompañó otra acometida, ésta vez dirigida directa hacia su cuello; avance que se detuvo cuando la voz de Riko compartiendo sus motivaciones le obligó a detenerse.
El cuello del escualo detuvo ligeramente el filo, y sangró un poco.
—No queremos hacer ningún mal, acabamos aquí de pura casualidad y vimos a este hombre encadenado, no sabemos quién es ni por qué esta aquí, quizás nos pueda explicar esas cosas usted.
—¡No hay nada que explicar, crío! sencillamente no debéis estar aquí, esta tumba ha estado sellada por dos años y deberá continuar así hasta el fin de los días de ese hombre. Ha sido sentenciado a pasar el resto de su vida en el lugar donde cometió los actos más atroces, y no debe ser liberado bajo ninguna circunstancia. ¡Bajo ninguna, lo entendéis!
Por detrás de Riko se escuchó una risilla siniestra.
—¿El... resto de mis días, dices? —y antes de que pudiera decir algo más, sus brazos, y por tanto; las cadenas yacían ahora envueltas alrededor del cuerpucho de Riko, que se vería sometido al frío y mórbido abrazo del aparente criminal, quien ya no lucía tan decaído como había fingido antes—. qué suerte que hay espacio suficiente para los cuatro.
—¡Mierda, suéltalo hijo de puta!
El Uzujin comenzó a sentir, de pronto, como sus energías dejaban su cuerpo. Era como si se hubiese molestado en realizar al menos dos técnicas de ninjutsu, pero evidentemente, sus manos no habían ejecutado ningún sello por decisión propia. Lo verdaderamente interesante fue que, mientras su cuerpo se sentía cada vez más y más debilitado, el cuerpo de aquel hombre desconocido crecía de manera absurda, convirtiéndose de pronto en esta masa musculosa y sucia de casi dos metros.
Su enorme brazo soltó a Riko, y lo dejó postrado en el suelo. Arqueó su cuerpo, y entonces entendió que el chakra robado no le permitiría romper el sellado, pero sí moverse aún con las cadenas atándole las extremidades. Los eslabones temblaron, uno a uno, y cada anillo de seguridad se fue rompiendo junto a las visagras que le unían a las paredes rocosas.
El cuello del escualo detuvo ligeramente el filo, y sangró un poco.
—No queremos hacer ningún mal, acabamos aquí de pura casualidad y vimos a este hombre encadenado, no sabemos quién es ni por qué esta aquí, quizás nos pueda explicar esas cosas usted.
—¡No hay nada que explicar, crío! sencillamente no debéis estar aquí, esta tumba ha estado sellada por dos años y deberá continuar así hasta el fin de los días de ese hombre. Ha sido sentenciado a pasar el resto de su vida en el lugar donde cometió los actos más atroces, y no debe ser liberado bajo ninguna circunstancia. ¡Bajo ninguna, lo entendéis!
Por detrás de Riko se escuchó una risilla siniestra.
—¿El... resto de mis días, dices? —y antes de que pudiera decir algo más, sus brazos, y por tanto; las cadenas yacían ahora envueltas alrededor del cuerpucho de Riko, que se vería sometido al frío y mórbido abrazo del aparente criminal, quien ya no lucía tan decaído como había fingido antes—. qué suerte que hay espacio suficiente para los cuatro.
—¡Mierda, suéltalo hijo de puta!
El Uzujin comenzó a sentir, de pronto, como sus energías dejaban su cuerpo. Era como si se hubiese molestado en realizar al menos dos técnicas de ninjutsu, pero evidentemente, sus manos no habían ejecutado ningún sello por decisión propia. Lo verdaderamente interesante fue que, mientras su cuerpo se sentía cada vez más y más debilitado, el cuerpo de aquel hombre desconocido crecía de manera absurda, convirtiéndose de pronto en esta masa musculosa y sucia de casi dos metros.
Su enorme brazo soltó a Riko, y lo dejó postrado en el suelo. Arqueó su cuerpo, y entonces entendió que el chakra robado no le permitiría romper el sellado, pero sí moverse aún con las cadenas atándole las extremidades. Los eslabones temblaron, uno a uno, y cada anillo de seguridad se fue rompiendo junto a las visagras que le unían a las paredes rocosas.
Riko pierde 50 puntos de CK