21/08/2017, 23:34
—¡Kyoraku, detente ahora mismo! ¡has honor a tu sentencia y detén ésta locura —espetó el desconocido, revelando el nombre de aquella bestia que yacía erguida apoteósicamente sobre Riko. Kaido, sin embargo, se mantuvo ligeramente flexionado, y su chakra circunvaló hacia sus piernas por si necesitaba moverse de la manera más rápida posible.
—La locura es parte de mi, hermano. Por eso me habéis encerrado aquí en primer lugar, ¿o es que no lo recuerdas? déjame refrescarte la memoria. Padre, madre, y todos los miembros del templo, reunidos como familia. Compartiendo la última cena antes de que mi espada atravesara cada uno de sus corazones. Murieron sin honor, y los he visto podrirse frente a mí, así como tú has querido. ¿Crees que ha sido una pena que me haya molestado? ¡Lo he disfrutado, he disfrutado cada minuto, cada hora y cada mes, de cada gusano que comía sus carnes! ¡y ahora disfrutaré viendo cómo tu cuerpo se descompone, Kyojinta!
Riko, sin embargo, tuvo la idea de aprovechar aquella enfática charla para hacer uso de sus reservas de chakra, ligeramente mermadas por Kyoraku, y sacarse de la manga una poderosa técnica de agua que le impactaría de lleno en el torso y le haría retroceder apenas un paso. Un paso, que de pronto volvió a avanzar, aunque ésta vez a una velocidad abrumadora, con ambos puños como martillo dirigiéndose peligrosamente hacia el cogote del uzujin. Para la suerte de Riko, no obstante, un intenso clanc y algunas gotas de sangre fue lo que pudo percibir cuando abriera los ojos, y vería, además, a Kaido, sosteniendo su Kodachi por encima de sus hombros.
El filo del arma del Hozuki habría detenido los puños de la bestia, había evitado que Riko fuera aplastado.
—¡Muévete, muévete! ¡no aguantaré mucho tiempo!
Kyojinta apareció poco después, tomando a Riko de los brazos. Y le movió hacia una zona segura. De donde vería, además, como los enormes puños terminarían de aplastar a Kaido, hasta que su cuerpo desapareció en lo más profundo de aquel lago que inundaba la cueva...
PV:–
CK:–
—La locura es parte de mi, hermano. Por eso me habéis encerrado aquí en primer lugar, ¿o es que no lo recuerdas? déjame refrescarte la memoria. Padre, madre, y todos los miembros del templo, reunidos como familia. Compartiendo la última cena antes de que mi espada atravesara cada uno de sus corazones. Murieron sin honor, y los he visto podrirse frente a mí, así como tú has querido. ¿Crees que ha sido una pena que me haya molestado? ¡Lo he disfrutado, he disfrutado cada minuto, cada hora y cada mes, de cada gusano que comía sus carnes! ¡y ahora disfrutaré viendo cómo tu cuerpo se descompone, Kyojinta!
Riko, sin embargo, tuvo la idea de aprovechar aquella enfática charla para hacer uso de sus reservas de chakra, ligeramente mermadas por Kyoraku, y sacarse de la manga una poderosa técnica de agua que le impactaría de lleno en el torso y le haría retroceder apenas un paso. Un paso, que de pronto volvió a avanzar, aunque ésta vez a una velocidad abrumadora, con ambos puños como martillo dirigiéndose peligrosamente hacia el cogote del uzujin. Para la suerte de Riko, no obstante, un intenso clanc y algunas gotas de sangre fue lo que pudo percibir cuando abriera los ojos, y vería, además, a Kaido, sosteniendo su Kodachi por encima de sus hombros.
El filo del arma del Hozuki habría detenido los puños de la bestia, había evitado que Riko fuera aplastado.
—¡Muévete, muévete! ¡no aguantaré mucho tiempo!
Kyojinta apareció poco después, tomando a Riko de los brazos. Y le movió hacia una zona segura. De donde vería, además, como los enormes puños terminarían de aplastar a Kaido, hasta que su cuerpo desapareció en lo más profundo de aquel lago que inundaba la cueva...
Estado de Kyoraku
PV:
210/270
-60 PV
–CK:
100/200
+50 CK
–