La chica lanzó el metal, e instintivamente saltó hacia detrás, buscando ganar esa distancia o al menos mantener parte de ésta. Los metales debían de haber chocado, pero su oponente realizó un extraño movimiento de muñeca, y el metal pasó bajo el que la pelirroja había lanzado para interceptarlo. El sujeto rápidamente comenzó a andar hacia el flanco izquierdo, buscando evitar con ello el metal que se dirigía hacia él.
La pelirroja, que había tomado un segundo utensilio del portaobjetos, se vio forzada a usarlo antes de cuenta. Apenas tocó el suelo, realizó un drástico movimiento hacia su izquierda, haciendo que el metal pasase por su flanco derecho, rozando su brazo.
«¡Tsk! Mierda...» Sin demora, arrojó lo que tenía en el puño hacia el suelo, casi a lo justo en que éste terminó la escasa serie de sellos.
¡FLUAAASH!
Un resplandor intenso cegaría a los combatientes por unos escasos segundos. Bueno, cegaría seguramente a su oponente, puesto que la pelirroja ya sabía lo que sucedería, y cerró los ojos al hacer la bomba estallar. Un punto estratégico perfecto para un contraataque, una oportunidad que no debía desperdiciar... puesto que su oponente, escupiese o no su técnica, tendría menos precisión que un mono en una feria.
—¡Idiota, abre los ojos! —atrevería a burlarse la chica.
Sin perder un solo segundo, la chica se habría posicionado un par de metros hacia su propio flanco, manteniendo las distancias. Otro metal saldría hacia su oponente, buscando herirlo en esos segundos de ceguera, directo y sin miramientos hacia su torso. El campo de batalla comenzaba a estar cargado de papeles, papeles que casi parecían formar parte de una estela de allá por donde la chica se iba moviendo. Aunque, ésta vez andaban algo mas lejos de ésta. Su cuerpo parecía estar deshaciéndose, pero mantenía las partes mas importantes intactas.
De nuevo, alzó la guardia. Se rió, y comenzó a correr hacia su flanco izquierdo de nuevo, intentando mantener las distancias, y buscando que éste tomase mas cercanía al exterior que ella. Total, podían herirla, pero no debía salir fuera...
La pelirroja, que había tomado un segundo utensilio del portaobjetos, se vio forzada a usarlo antes de cuenta. Apenas tocó el suelo, realizó un drástico movimiento hacia su izquierda, haciendo que el metal pasase por su flanco derecho, rozando su brazo.
«¡Tsk! Mierda...» Sin demora, arrojó lo que tenía en el puño hacia el suelo, casi a lo justo en que éste terminó la escasa serie de sellos.
¡FLUAAASH!
Un resplandor intenso cegaría a los combatientes por unos escasos segundos. Bueno, cegaría seguramente a su oponente, puesto que la pelirroja ya sabía lo que sucedería, y cerró los ojos al hacer la bomba estallar. Un punto estratégico perfecto para un contraataque, una oportunidad que no debía desperdiciar... puesto que su oponente, escupiese o no su técnica, tendría menos precisión que un mono en una feria.
—¡Idiota, abre los ojos! —atrevería a burlarse la chica.
Sin perder un solo segundo, la chica se habría posicionado un par de metros hacia su propio flanco, manteniendo las distancias. Otro metal saldría hacia su oponente, buscando herirlo en esos segundos de ceguera, directo y sin miramientos hacia su torso. El campo de batalla comenzaba a estar cargado de papeles, papeles que casi parecían formar parte de una estela de allá por donde la chica se iba moviendo. Aunque, ésta vez andaban algo mas lejos de ésta. Su cuerpo parecía estar deshaciéndose, pero mantenía las partes mas importantes intactas.
De nuevo, alzó la guardia. Se rió, y comenzó a correr hacia su flanco izquierdo de nuevo, intentando mantener las distancias, y buscando que éste tomase mas cercanía al exterior que ella. Total, podían herirla, pero no debía salir fuera...