22/08/2017, 19:45
«¡La puta madre! ¡Sí que tiene carácter Koutetsu-kun!» El exabrupto de su siempre taciturno y calmado compañero cogió a Akame totalmente por sorpresa. Aunque claro, eso no lo hacía menos entendible. Él también sentía la misma rabia y frustración contenidas a la fuerza, por no poder descargarlas sobre gente más poderosa que ellos, acumulada por todas las mentiras o secretos que se habían ido sucediendo en aquel viaje. Apretó los puños, clavando sus ojos —ahora rojos por el Sharingan— en los del inmenso alguacil. El sólo pensar en tener enfrente a un tipo como aquel, que podía partirle en dos sin esfuerzo, hacía que le temblaran las piernas. Pero trató de contenerse.
—Estoy de acuerdo con mis compañeros. Basta ya de engaños y medias verdades, si quiere nuestra colaboración, ha llegado el momento de la verdad.
Claro, eso no fue lo que a Akame le hubiese gustado decirle a Yosehara, o a Satomu. Si por él fuese, la cosa habría ido más en la línea de algo como...
«Escuchen, malditos mentirosos ignorantes y atrevidos. A partir de este momento van a responder a todas mis preguntas, y acatarán todas mis órdenes. Nunca más volverán a intentar engañarme o manipularme. Porque ahora soy joven y novato en mi oficio, pero les juro que si siguen tocándome la moral, volveré dentro de un año y los mataré a los dos con mis propias manos. Quemaré este maldito monumento a la egolatría de un loco que llaman mansión, y empalaré al gordo alguacil con cada una de las lanzas de sus hombres caídos.»
Así que se limitó a callar.
—Estoy de acuerdo con mis compañeros. Basta ya de engaños y medias verdades, si quiere nuestra colaboración, ha llegado el momento de la verdad.
Claro, eso no fue lo que a Akame le hubiese gustado decirle a Yosehara, o a Satomu. Si por él fuese, la cosa habría ido más en la línea de algo como...
«Escuchen, malditos mentirosos ignorantes y atrevidos. A partir de este momento van a responder a todas mis preguntas, y acatarán todas mis órdenes. Nunca más volverán a intentar engañarme o manipularme. Porque ahora soy joven y novato en mi oficio, pero les juro que si siguen tocándome la moral, volveré dentro de un año y los mataré a los dos con mis propias manos. Quemaré este maldito monumento a la egolatría de un loco que llaman mansión, y empalaré al gordo alguacil con cada una de las lanzas de sus hombres caídos.»
Así que se limitó a callar.