26/08/2017, 20:42
De nuevo, un va y ven de impresiones. Un debate entre el egocentrismo del alguacil y la disposición de los shinobi de ser calificados simplemente como una necesidad. Kotetsu siguió con su lengua filosa, y Kaido con su mirada penetrante. Akame, recto y centrado; sintiéndose por encima de discusiones. Noemi, derrochando inteligencia al explicar todo el entramado que el alguacil trató de compartir, y Yarou; receloso, ya consciente de lo que ahí estaba ocurriendo sin la necesidad de que la vasalla de Kotetsu se lo hubiese explicado.
Y es que, como era de esperarse, aquella mansión era custodiada no sólo por un pequeño ejército comandado por Yosehara, sino también por una poderosa técnica-barrera, la cual era sustentada desde el interior por fórmulas de sellado. Bajo circunstancias ajenas, un ataque desde fuera no sería peligro para semejante protección, pero el problema radicaba en que los sellos venían siendo debilitados, uno a uno, desde adentro. Alguien, bien perteneciente a las filas del alguacil, o a la servidumbre de Satomu, era un topo.
—Con que tenemos a unas cuantas ratas entre nosotros, ¿eh? —Kaido le vio la cara a todos, uno por uno, como si de momento la confianza que tenía en ellos hubiese desaparecido—. ¿y entonces qué hacemos? ¿empezamos una cacería de brujas?
—Entonces debemos asegurar el resto de puntos, y rápido. Deberíamos dividirnos y registrar las ubicaciones, verificar que los sellos están intactos. También investigar los que han sido destruidos... Tal vez hallemos algo que pueda aclarar este asunto.
Yarou, para entonces, ya había contabilizado la cantidad de puntos, descartando los marcados y manejando el total de locaciones que aún podían ser protegidas.
—Kaido, Kotetsu y Akame son perfectamente capaces de proteger al menos tres de los puntos que aún no han sido destruidos. Yosehara, administra a tus guardias y adjudícales a tantos como puedas para no correr riesgos. Ahora: ¿quién o quiénes han sido los encargados de levantar la protección? ¿se pueden restaurar los anclajes nuevamente? —indagó, mientras se preparaba para un inminente combate, a pesar de que aún era evitable.
Y es que, como era de esperarse, aquella mansión era custodiada no sólo por un pequeño ejército comandado por Yosehara, sino también por una poderosa técnica-barrera, la cual era sustentada desde el interior por fórmulas de sellado. Bajo circunstancias ajenas, un ataque desde fuera no sería peligro para semejante protección, pero el problema radicaba en que los sellos venían siendo debilitados, uno a uno, desde adentro. Alguien, bien perteneciente a las filas del alguacil, o a la servidumbre de Satomu, era un topo.
—Con que tenemos a unas cuantas ratas entre nosotros, ¿eh? —Kaido le vio la cara a todos, uno por uno, como si de momento la confianza que tenía en ellos hubiese desaparecido—. ¿y entonces qué hacemos? ¿empezamos una cacería de brujas?
—Entonces debemos asegurar el resto de puntos, y rápido. Deberíamos dividirnos y registrar las ubicaciones, verificar que los sellos están intactos. También investigar los que han sido destruidos... Tal vez hallemos algo que pueda aclarar este asunto.
Yarou, para entonces, ya había contabilizado la cantidad de puntos, descartando los marcados y manejando el total de locaciones que aún podían ser protegidas.
—Kaido, Kotetsu y Akame son perfectamente capaces de proteger al menos tres de los puntos que aún no han sido destruidos. Yosehara, administra a tus guardias y adjudícales a tantos como puedas para no correr riesgos. Ahora: ¿quién o quiénes han sido los encargados de levantar la protección? ¿se pueden restaurar los anclajes nuevamente? —indagó, mientras se preparaba para un inminente combate, a pesar de que aún era evitable.