30/08/2017, 19:21
—Obvio... ¿acaso no has escuchado de la pelirroja que no puede morir? Mi cuerpo regenera cualquier herida, así que soy... lo que normalmente se catalogaría como inmortal.
La pelirroja que no puede morir, así se catalogaba aquella joven y, por más que lo intentaba, no conseguía entenderlo, desde siempre había pensado que todas las leyendas sobre gente inmortal no eran más que eso, simples leyendas, pero aquella kunoichi afirmaba con toda la naturalidad del mundo que ella poseía ese don, y las preguntas rondaban por la cabeza del peliblanco a todo trapo, tratando de ser la primera que éste pronunciase, pero antes de poder reaccionar, Aiko echó a correr y Riko tuvo que seguirla para no distanciarse demasiado, por lo que decidió que dejaría ese tema para más adelante.
—La verdad, se veía asustado, pero he conocido a personas que mienten muy pero que muy bien. Solo lo descubriremos cuando demos con la cueva... Igual, tampoco me da miedo encontrarme de nuevo en una trampa.
El Senju asintió, dando la razón a la pelirroja y tratando de no mal pensar de aquel hombre que, desde luego, parecía aterrado, por lo que siguió su camino convencido de dar con el escondite de las sabandijas que lo habían secuestrado. Los dos genin pasaron por dos cuevas sin éxito a la hora de buscar el dibujo que el hombre les indicaba, pero, cuando llegaron a la tercera...
— ¡Eh, Aiko! ¡Mira! — Bajó el tono de voz, tratando de evitar que el eco de la cueva los delatase y señaló a la base del agujero que era la entrada a la cueva donde se podría observar un pequeño dibujo de un dragón rojo, tal y como les habían dicho. — Parece que al fin y al cabo, no era mentira. — Aseguró Riko en tono serio.
La pelirroja que no puede morir, así se catalogaba aquella joven y, por más que lo intentaba, no conseguía entenderlo, desde siempre había pensado que todas las leyendas sobre gente inmortal no eran más que eso, simples leyendas, pero aquella kunoichi afirmaba con toda la naturalidad del mundo que ella poseía ese don, y las preguntas rondaban por la cabeza del peliblanco a todo trapo, tratando de ser la primera que éste pronunciase, pero antes de poder reaccionar, Aiko echó a correr y Riko tuvo que seguirla para no distanciarse demasiado, por lo que decidió que dejaría ese tema para más adelante.
—La verdad, se veía asustado, pero he conocido a personas que mienten muy pero que muy bien. Solo lo descubriremos cuando demos con la cueva... Igual, tampoco me da miedo encontrarme de nuevo en una trampa.
El Senju asintió, dando la razón a la pelirroja y tratando de no mal pensar de aquel hombre que, desde luego, parecía aterrado, por lo que siguió su camino convencido de dar con el escondite de las sabandijas que lo habían secuestrado. Los dos genin pasaron por dos cuevas sin éxito a la hora de buscar el dibujo que el hombre les indicaba, pero, cuando llegaron a la tercera...
— ¡Eh, Aiko! ¡Mira! — Bajó el tono de voz, tratando de evitar que el eco de la cueva los delatase y señaló a la base del agujero que era la entrada a la cueva donde se podría observar un pequeño dibujo de un dragón rojo, tal y como les habían dicho. — Parece que al fin y al cabo, no era mentira. — Aseguró Riko en tono serio.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»