3/09/2017, 23:30
Ayame titubeó detrás de Daruu. El muchacho no necesitaba pasar mucho más tiempo con ella para adivinar sus pensamientos, ni utilizar los poderes mentales que Zetsuo esgrimía. Daruu tenía, sin embargo, la firme opinión de que sólo podían ganar algo de un enfrentamiento así, fuese quien fuese el vencedor. También tenía la firme certeza de que tratar de hablarle a Ayame sobre esa posibilidad sólo sería dar una vuelta más al círculo y no la sacaría de él. De modo que siguió removiendo la mezcla en silencio.
Pasados unos minutos, el joven vertió la nata con el bacon y la cebolla sobre la olla con la pasta, y removió de nuevo el resultado. Cogió dos platos y sirvió la apetitosa comida. Le tendió uno a Ayame, sonriente.
—Espero que te guste. No es por presumir —«Por supuesto que es por presumir»—, pero mi receta de carbonara es mejor incluso que la de mi madre. Yo caramelizo la cebolla, y le queda de muerte.
Daruu se sentó en la silla del escritorio después de darle la vuelta y quedar frente a Ayame. Le tendió unos palillos y acto seguido comenzó a devorar la carbonara.
«Bueno, podría haber salido mejor si hubiera tenido pimienta negra», pensó con abatimiento. Pero era difícil encontrar todos los ingredientes que requerían sus conocimientos culinarios en Sendoshi.
—No aceptaré un no por respuesta. Pelearemos. ¡Somos compañeros de equipo! Tenemos que entrenar —dijo—. La única vez que hemos estado apunto de pelearnos ha sido durante aquella misión, ya sabes. La de las fresas shiroshimo. Aquella vez fue por un enfado. No quiero esperar a enfadarme contigo para poder disfrutar de un pequeño intercambio de golpes.
Pasados unos minutos, el joven vertió la nata con el bacon y la cebolla sobre la olla con la pasta, y removió de nuevo el resultado. Cogió dos platos y sirvió la apetitosa comida. Le tendió uno a Ayame, sonriente.
—Espero que te guste. No es por presumir —«Por supuesto que es por presumir»—, pero mi receta de carbonara es mejor incluso que la de mi madre. Yo caramelizo la cebolla, y le queda de muerte.
Daruu se sentó en la silla del escritorio después de darle la vuelta y quedar frente a Ayame. Le tendió unos palillos y acto seguido comenzó a devorar la carbonara.
«Bueno, podría haber salido mejor si hubiera tenido pimienta negra», pensó con abatimiento. Pero era difícil encontrar todos los ingredientes que requerían sus conocimientos culinarios en Sendoshi.
—No aceptaré un no por respuesta. Pelearemos. ¡Somos compañeros de equipo! Tenemos que entrenar —dijo—. La única vez que hemos estado apunto de pelearnos ha sido durante aquella misión, ya sabes. La de las fresas shiroshimo. Aquella vez fue por un enfado. No quiero esperar a enfadarme contigo para poder disfrutar de un pequeño intercambio de golpes.