7/09/2017, 19:18
—Vamos, vamos… No te preocupes —escuchó la voz de Datsue junto a ella, y no pudo evitar encogerse cuando sintió su mano sobre sus hombros. Por un instante temió que le hiciera algo, que decidiera desatar su rabia en aquel momento. Ayame ya había comenzado a prepararse para licuar su cuerpo... pero lo único que sufrió fue un par de palmaditas conciliadoras—. Ha sido un error, por lo que me cuentas. Y cualquiera puede cometerlo, ¿eh?
—S... sí... —asintió ella, con un débil mohín.
Con un último gesto, la mano del de Uzushiogakure ascendió hasta su cuello y le dio un último apretujón antes de apartarse.
—Además, a decir verdad, al final la cosa no acabó tan mal…
Y de repente, Koko respondió a la pregunta que le debía haber hecho anteriormente.
—Que eres homosexual.
El golpe había sido tan repentino que Ayame no pudo evitar parpadear varias veces, confundida. ¿A qué había venido aquello? ¿De dónde había salido tal afirmación? Y ella no parecía ser la única que se había quedado a cuadros:
—Pff… Lo que tú digas —resopló Datsue, aparentemente irritado—. Pensaba que eras distinta, pero veo que eres igual que tu hermana.
Ayame intercambiaba la mirada entre los dos shinobi, como un cachorro que no está entendiendo lo que se le está diciendo. Pero entonces, el Uchiha se volvió hacia ella:
—Te lo explico rápidamente, Ayame: Koko tiene una hermana gemela a la que… rechacé. Por aquel entonces ya conocía a Aiko, y… bueno, además no me gustaba Noemi. Pero claro, los Sakamoto tienen el ego tan grande que no pueden concebir tal cosa, así que se piensan que soy gay por no gustarme ella.
«¿Pero este tío es un imán para las mujeres o qué?» No pudo evitar pensar, alzando las cejas.
Sin embargo, enseguida agitó una mano en el aire, con una sonrisa.
—Ni siquiera era necesario que te excusaras, Datsue-san. En realidad me da igual que seas homosexual o no, no soy de ese tipo de personas que piensa que hay algo de malo en ello...
—Ahora que los dos están bien, me voy a seguir con lo mío —volvió a intervenir Koko, que estaba estirando la espalda para desentumecerla y ya se estaba despidiendo con un gesto con la mano.
Ayame giró la cabeza hacia ella bruscamente, como un cervatillo al oír el ladrido de los perros de caza.
—Q... ¿Te vas? —gimió, en su fuero interno implorándole que no la dejara a solas con Datsue.
Pero la muchacha ya se estaba alejando, y ninguna palabra podría haberla detenido sin delatar su miedo creciente. Ayame miró de reojo al Uchiha, y se esforzó por esbozar una sonrisa. Una sonrisa que aleteó nerviosa en sus labios.
—Bueno, pues... viendo que ya te encuentras mejor y eso... será mejor que yo también regrese... sí... —balbuceó, dando varios pasos hacia atrás antes de darse la vuelta—. Le daré recuerdos a Aiko-san de tu parte si la veo...
»¡Ah, y muchas gracias por la cebolla! —exclamó alegremente, antes de echar a correr.
—S... sí... —asintió ella, con un débil mohín.
Con un último gesto, la mano del de Uzushiogakure ascendió hasta su cuello y le dio un último apretujón antes de apartarse.
—Además, a decir verdad, al final la cosa no acabó tan mal…
Y de repente, Koko respondió a la pregunta que le debía haber hecho anteriormente.
—Que eres homosexual.
El golpe había sido tan repentino que Ayame no pudo evitar parpadear varias veces, confundida. ¿A qué había venido aquello? ¿De dónde había salido tal afirmación? Y ella no parecía ser la única que se había quedado a cuadros:
—Pff… Lo que tú digas —resopló Datsue, aparentemente irritado—. Pensaba que eras distinta, pero veo que eres igual que tu hermana.
Ayame intercambiaba la mirada entre los dos shinobi, como un cachorro que no está entendiendo lo que se le está diciendo. Pero entonces, el Uchiha se volvió hacia ella:
—Te lo explico rápidamente, Ayame: Koko tiene una hermana gemela a la que… rechacé. Por aquel entonces ya conocía a Aiko, y… bueno, además no me gustaba Noemi. Pero claro, los Sakamoto tienen el ego tan grande que no pueden concebir tal cosa, así que se piensan que soy gay por no gustarme ella.
«¿Pero este tío es un imán para las mujeres o qué?» No pudo evitar pensar, alzando las cejas.
Sin embargo, enseguida agitó una mano en el aire, con una sonrisa.
—Ni siquiera era necesario que te excusaras, Datsue-san. En realidad me da igual que seas homosexual o no, no soy de ese tipo de personas que piensa que hay algo de malo en ello...
—Ahora que los dos están bien, me voy a seguir con lo mío —volvió a intervenir Koko, que estaba estirando la espalda para desentumecerla y ya se estaba despidiendo con un gesto con la mano.
Ayame giró la cabeza hacia ella bruscamente, como un cervatillo al oír el ladrido de los perros de caza.
—Q... ¿Te vas? —gimió, en su fuero interno implorándole que no la dejara a solas con Datsue.
Pero la muchacha ya se estaba alejando, y ninguna palabra podría haberla detenido sin delatar su miedo creciente. Ayame miró de reojo al Uchiha, y se esforzó por esbozar una sonrisa. Una sonrisa que aleteó nerviosa en sus labios.
—Bueno, pues... viendo que ya te encuentras mejor y eso... será mejor que yo también regrese... sí... —balbuceó, dando varios pasos hacia atrás antes de darse la vuelta—. Le daré recuerdos a Aiko-san de tu parte si la veo...
»¡Ah, y muchas gracias por la cebolla! —exclamó alegremente, antes de echar a correr.