7/09/2017, 20:36
Por suerte, Riko pareció quedar bastante convencido con la parca —pero sincera— explicación del Uchiha. Akame realmente no deseaba tener ningún tipo de conflicto con su compañero de Aldea, sino una relación sana entre profesionales y camaradas. Por eso mismo, y aunque Riko parecía creer que todo el entuerto se había resuelto, Akame decidió pasar a la acción. «Ah no, eso sí que no. Voy a descubrir cómo es que esas ideas llegaron a tu pensamiento y tú vas a ayudarme».
El Uchiha asintió, aceptando las disculpas del Senju.
—No te preocupes, Riko-san. Todos podemos caer en equivocaciones —su voz se había vuelto notablemente más afable—. Sí, en eso tienes razón. Haskoz-kun era un buen amigo.
En ese mismo momento llegó la mesera con una bandeja de madera y dos largos vasos de granizado sobre ella. Los dejó frente a sus respectivos dueños y Akame le agradeció el servicio con un asentimiento. Luego bebió un sorbo refrescante y dejó, por unos instantes, que aquella sensación le invadiese. Finalmente se quitó el kasa de paja, dejándolo sobre la mesa junto a su bebida, y habló.
—Riko-san, ¿dónde escuchaste todas estas cosas? ¿Quién te dijo algo así? —preguntó Akame sin rodeos—. Tuvo que ser alguien de nuestra promoción, ¿no? Un antiguo compañero de clase escocido por alguna razón.
Los ojos del Uchiha, negros como el azabache, se mantuvieron fijos en los de su compañero.
El Uchiha asintió, aceptando las disculpas del Senju.
—No te preocupes, Riko-san. Todos podemos caer en equivocaciones —su voz se había vuelto notablemente más afable—. Sí, en eso tienes razón. Haskoz-kun era un buen amigo.
En ese mismo momento llegó la mesera con una bandeja de madera y dos largos vasos de granizado sobre ella. Los dejó frente a sus respectivos dueños y Akame le agradeció el servicio con un asentimiento. Luego bebió un sorbo refrescante y dejó, por unos instantes, que aquella sensación le invadiese. Finalmente se quitó el kasa de paja, dejándolo sobre la mesa junto a su bebida, y habló.
—Riko-san, ¿dónde escuchaste todas estas cosas? ¿Quién te dijo algo así? —preguntó Akame sin rodeos—. Tuvo que ser alguien de nuestra promoción, ¿no? Un antiguo compañero de clase escocido por alguna razón.
Los ojos del Uchiha, negros como el azabache, se mantuvieron fijos en los de su compañero.