8/09/2017, 13:44
(Última modificación: 8/09/2017, 16:43 por Uchiha Datsue.)
«¿¡Cómo lo ha…!?» Su sharingan había leído como el Hyuuga iba a apresar el shuriken, pero en el último momento, justo cuando Datsue envió una corriente de chakra a través del hilo, la mano de su adversario cambió de parecer y expulsó una ráfaga de su propio chakra para desviarlo. «Solo alguien con sharingan podría haberlo previsto. A no ser…» Sus ojos carmesíes se fijaron en las pupilas blancas de Daruu. «A no ser que su dōjutsu también le permita distinguir el chakra»
Pero no había tiempo para más suposiciones. Su palma de la mano se adelantó, creyendo que la distancia que los separaba era demasiado pequeña como para evadir la ingente cantidad de llamas que había sellado en ella. A su vez, Daruu realizó un único y simple sello. El sharingan le permitió no solo copiar el sello, sino comprender la técnica que había ejecutado… «Un… ¿clon de agua?»
Las llamas salieron de su mano. Un grito agonizante se oyó al frente. Todo indicaba que le había dado, y sin embargo…
… y sin embargo algo le daba mala espina. «¡El clon!»
Cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. Un brazo que parecía hecho de agua, pero sólido, le apresó por el cuello. Otro le rodeó por la cintura. «Su puta… ¡Reacciona rápido!» Sus manos, libres, realizaron el primer sello que se le vino a la mente: el del tigre.
Un clon idéntico a él surgió a su lado, hecho de agua y listo para destruir a la copia de Daruu. Pero los Dioses le tenían preparada una nueva y macabra sorpresa: no hacía falta, porque el clon se deshizo solo…
… para transformarse en su lugar en un enorme taladro con funestas intenciones. De haber previsto aquella técnica, quizá hubiese podido evadirla. Pero los quizás no servían de nada en combate, tan solo para lamentaciones y excusas una vez hubiese terminado. Por eso, un grito desgarrador salió de su garganta. Un grito de verdad. Un grito de puro dolor.
Cayó de bruces contra el agua, con la espalda destrozada y con tal dolor que no se veía siquiera con la energía necesaria como para mover los brazos. Su cuerpo se hundió lentamente, su boca aspiró una lastimera bocanada de aire antes de sumergirse también, y entonces…
… el clon acudió a su rescate. Controlado por su mente —el único músculo que en aquellos momentos parecía poder funcionar correctamente—, le tomó por un brazo, pasándolo sobre sus hombros, y le irguió.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para simplemente levantar la cabeza. Entonces le vio, al Hyuuga, tosiendo y con las reservas de chakra bajo mínimos. No le supuso un gran alivio. Él tampoco estaba en mejores condiciones.
—Atácale —dijo, en un hilo de voz, Datsue, pese a saber que no era necesario darle órdenes en voz—. No dejes que se recupere.
Dicho y hecho. El clon soltó a Datsue, que cayó de rodillas sobre el agua y emitió un nuevo quejido de dolor, y salió disparado en dirección a Daruu. Poca era la distancia que los separaba, y cuando llegó a estar a dos metros de él, lanzó una patada al… agua, buscando salpicarle en el rostro y taponar su visión por unos breves instantes. Acto seguido, dio un salto y trató de atinarle un rodillazo en el rostro.
Mientras tanto, Datsue…
«Hijo de puta… Voy a perder…»
Pero no había tiempo para más suposiciones. Su palma de la mano se adelantó, creyendo que la distancia que los separaba era demasiado pequeña como para evadir la ingente cantidad de llamas que había sellado en ella. A su vez, Daruu realizó un único y simple sello. El sharingan le permitió no solo copiar el sello, sino comprender la técnica que había ejecutado… «Un… ¿clon de agua?»
Las llamas salieron de su mano. Un grito agonizante se oyó al frente. Todo indicaba que le había dado, y sin embargo…
… y sin embargo algo le daba mala espina. «¡El clon!»
Cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. Un brazo que parecía hecho de agua, pero sólido, le apresó por el cuello. Otro le rodeó por la cintura. «Su puta… ¡Reacciona rápido!» Sus manos, libres, realizaron el primer sello que se le vino a la mente: el del tigre.
Un clon idéntico a él surgió a su lado, hecho de agua y listo para destruir a la copia de Daruu. Pero los Dioses le tenían preparada una nueva y macabra sorpresa: no hacía falta, porque el clon se deshizo solo…
… para transformarse en su lugar en un enorme taladro con funestas intenciones. De haber previsto aquella técnica, quizá hubiese podido evadirla. Pero los quizás no servían de nada en combate, tan solo para lamentaciones y excusas una vez hubiese terminado. Por eso, un grito desgarrador salió de su garganta. Un grito de verdad. Un grito de puro dolor.
Cayó de bruces contra el agua, con la espalda destrozada y con tal dolor que no se veía siquiera con la energía necesaria como para mover los brazos. Su cuerpo se hundió lentamente, su boca aspiró una lastimera bocanada de aire antes de sumergirse también, y entonces…
… el clon acudió a su rescate. Controlado por su mente —el único músculo que en aquellos momentos parecía poder funcionar correctamente—, le tomó por un brazo, pasándolo sobre sus hombros, y le irguió.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para simplemente levantar la cabeza. Entonces le vio, al Hyuuga, tosiendo y con las reservas de chakra bajo mínimos. No le supuso un gran alivio. Él tampoco estaba en mejores condiciones.
—Atácale —dijo, en un hilo de voz, Datsue, pese a saber que no era necesario darle órdenes en voz—. No dejes que se recupere.
Dicho y hecho. El clon soltó a Datsue, que cayó de rodillas sobre el agua y emitió un nuevo quejido de dolor, y salió disparado en dirección a Daruu. Poca era la distancia que los separaba, y cuando llegó a estar a dos metros de él, lanzó una patada al… agua, buscando salpicarle en el rostro y taponar su visión por unos breves instantes. Acto seguido, dio un salto y trató de atinarle un rodillazo en el rostro.
Mientras tanto, Datsue…
«Hijo de puta… Voy a perder…»
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado