9/09/2017, 20:34
«¿Publicar?»
Akame se incorporó ligeramente en su asiento. Aquel tira y afloja estaba siendo de lo más cansado, sobre todo porque a él se le daban fatal esas cosas y Riko tenía una capacidad de dialéctica y de expresión que dejaban los pobres intentos de sacarle información por parte del Uchiha a la altura del betún. Sin embargo, poco a poco Akame iba ganando pequeñas batallas. Como un niño perdido siguiendo un rastro de migas de pan, el Uchiha podía sentir que con cada paso se acercaba más a la jodida casita de chocolate.
Cuando Riko trató de cambiar de tema, Akame le dejó. Su rostro mudó aquella expresión severa y la cambió por otra más relajada; al menos, un poco.
—Sí, claro. Hace un calor de mil demonios en este Valle, casi prefiero el Sol de Uzu no Kuni —admitió, forzándose a soltar una risa un tanto artificial—. ¡Perdone! Otros dos, por favor —añadió, dirigiéndose a la señora mesera.
Luego apuró su granizado.
—En el Torneo de momento, bien —dijo luego, lacónico—. Aunque no estoy del todo satisfecho, el azar ha sido un poco injusto y todavía no he tenido la oportunidad de pelear contra un ninja de otra Aldea. En la primera ronda me tocó contra Kageyama Koko, es una kunoichi de la Promoción siguiente a la nuestra.
La anciana mesera llegó entonces con otros dos vasos de granizado. Akame agradeció el servicio con una inclinación de cabeza y tomó el suyo, sorbiendo un poco por la cañita de plástico.
—Y en la segunda, contra Nabi-san —Akame sabía que Riko y el otro Senju se llevaban bien—. Espero que en la siguiente tenga algo más de suerte.
»¿Y tú? ¿Pasaste?
Akame se incorporó ligeramente en su asiento. Aquel tira y afloja estaba siendo de lo más cansado, sobre todo porque a él se le daban fatal esas cosas y Riko tenía una capacidad de dialéctica y de expresión que dejaban los pobres intentos de sacarle información por parte del Uchiha a la altura del betún. Sin embargo, poco a poco Akame iba ganando pequeñas batallas. Como un niño perdido siguiendo un rastro de migas de pan, el Uchiha podía sentir que con cada paso se acercaba más a la jodida casita de chocolate.
Cuando Riko trató de cambiar de tema, Akame le dejó. Su rostro mudó aquella expresión severa y la cambió por otra más relajada; al menos, un poco.
—Sí, claro. Hace un calor de mil demonios en este Valle, casi prefiero el Sol de Uzu no Kuni —admitió, forzándose a soltar una risa un tanto artificial—. ¡Perdone! Otros dos, por favor —añadió, dirigiéndose a la señora mesera.
Luego apuró su granizado.
—En el Torneo de momento, bien —dijo luego, lacónico—. Aunque no estoy del todo satisfecho, el azar ha sido un poco injusto y todavía no he tenido la oportunidad de pelear contra un ninja de otra Aldea. En la primera ronda me tocó contra Kageyama Koko, es una kunoichi de la Promoción siguiente a la nuestra.
La anciana mesera llegó entonces con otros dos vasos de granizado. Akame agradeció el servicio con una inclinación de cabeza y tomó el suyo, sorbiendo un poco por la cañita de plástico.
—Y en la segunda, contra Nabi-san —Akame sabía que Riko y el otro Senju se llevaban bien—. Espero que en la siguiente tenga algo más de suerte.
»¿Y tú? ¿Pasaste?