9/09/2017, 20:39
«¿Así que un caso especial?»
El interés de Akame por aquel chico se acababa de ver avivado. «Desde luego que tienes que ser especial si Gouna-sama permitió que no te adiestraran en la Academia», caviló el Uchiha. Su innata curiosidad, siempre hambrienta de nuevas historias, tenía los ojos fijos en Haru.
—¡En efecto! Veo que eres un shinobi culto. Los Uchiha son uno de los linajes más antiguos de Oonindo, un clan cuya historia está repleta de grandes hazañas, guerreros legendarios y técnicas tan poderosas que ningún otro ninja ha podido igualar.
Ahí estaba. Acababa de dejarse llevar de nuevo; le ocurría a menudo cuando le preguntaban sobre su clan. Luego quiso enmendarlo haciéndole un par de preguntas al Akaki —y, de paso, indagar más sobre cómo de especial era aquel chico—, pero alguien les interrumpió.
Akame se giró rápidamente para buscar el origen de los quejidos, y lo halló en una muchacha de pelo negro y ojos castaños que acababa de caer al suelo, junto a la orilla. El Uchiha se puso en pie, acercándose a la chica, hasta que vio en su frente la bandana de la Lluvia. Igualmente, ella vería la suya; el símbolo de Uzu lucía también en su frente.
—¿Estás bien, kunoichi-san?
El interés de Akame por aquel chico se acababa de ver avivado. «Desde luego que tienes que ser especial si Gouna-sama permitió que no te adiestraran en la Academia», caviló el Uchiha. Su innata curiosidad, siempre hambrienta de nuevas historias, tenía los ojos fijos en Haru.
—¡En efecto! Veo que eres un shinobi culto. Los Uchiha son uno de los linajes más antiguos de Oonindo, un clan cuya historia está repleta de grandes hazañas, guerreros legendarios y técnicas tan poderosas que ningún otro ninja ha podido igualar.
Ahí estaba. Acababa de dejarse llevar de nuevo; le ocurría a menudo cuando le preguntaban sobre su clan. Luego quiso enmendarlo haciéndole un par de preguntas al Akaki —y, de paso, indagar más sobre cómo de especial era aquel chico—, pero alguien les interrumpió.
Akame se giró rápidamente para buscar el origen de los quejidos, y lo halló en una muchacha de pelo negro y ojos castaños que acababa de caer al suelo, junto a la orilla. El Uchiha se puso en pie, acercándose a la chica, hasta que vio en su frente la bandana de la Lluvia. Igualmente, ella vería la suya; el símbolo de Uzu lucía también en su frente.
—¿Estás bien, kunoichi-san?