10/09/2017, 13:34
Cuando Datsue vio que el Hyuuga buscaba algo en su portaobjetos, retrocedió un paso instintivamente. Cuando leyó en su expresión corporal que estaba a punto de lanzarle algo, retrocedió otro. Pero ni tanta precaución hubiese podido prevenirle de lo que llegaría a continuación…
«¡La madre que le…!» Aguantó la respiración y cerró los ojos. Nunca en su vida había visto lanzar una bomba de humo de forma tan eficiente. El chico se la había tirado a bocajarro, pero, en el último segundo, detonado con un simple y sencillo senbon.
«Y ahora me hará un jutsu desde fuera, a no ser que…» Recordó cómo el Hyuuga había parado el rodillazo de su Mizu Bunshin con sus antebrazos a pesar de haber sido cegado con el agua instantes antes. Recordó cómo se había dado la vuelta cuando creó un clon a sus espaldas antes incluso de que éste le atacase. Y, entonces, lo supo…
… supo que estaba en la mierda.
En un momento de clarividencia, se llevó una mano al antebrazo izquierdo, retrocediendo al mismo tiempo otro paso. Tomó lo que quería, mientras sentía el picotazo de tres agujas clavándose en su torso. Tres molestos y dolorosos senbon, que le arrancaron un quejido de dolor. «¡No es momento para quejas, ACTÚA!»
Giró sobre sus talones mientras su mano, que acababa de tomar una bomba sonora de su antebrazo, lanzaba la diminuta esfera de papel hacia el suelo. No veía nada, pero recordaba que al lago improvisado no le quedaba mucho para llegar a su fin. Por si acaso, la lanzó a cuatro metros exactos —el Uchiha siempre había sido bueno para las distancias—. Acto seguido, se llevó las manos a los oídos y…
¡BOOOOOOOOOM!
Una enorme detonación, un auténtico estallido que amenazó con reventar los tímpanos de todo aquel que se encontrase en su radio de acción. Si nada se lo impedía —Datsue no tenía forma de saber sí aquello había resultado—, aprovecharía el momento para dar un par de saltos pequeños al frente y, ahora sí, salir de la nube de humo, abriendo los ojos al instante y dejando que el oxígeno volviese a llenar sus pulmones. La suave madera del tatami acarició la planta de sus pies. Estaba fuera del agua. Fuera de la tormenta de Susano’o que aquel chico parecía invocar cada vez que atacaba.
«Así es imposible que gane… Este tío no deja recuperarme, y cuerpo a cuerpo estoy jodido con esas ráfagas de chakra que es capaz de lanzar con las manos… Mierda, solo me queda confiar en…»
—¡DOS!
«¡La madre que le…!» Aguantó la respiración y cerró los ojos. Nunca en su vida había visto lanzar una bomba de humo de forma tan eficiente. El chico se la había tirado a bocajarro, pero, en el último segundo, detonado con un simple y sencillo senbon.
«Y ahora me hará un jutsu desde fuera, a no ser que…» Recordó cómo el Hyuuga había parado el rodillazo de su Mizu Bunshin con sus antebrazos a pesar de haber sido cegado con el agua instantes antes. Recordó cómo se había dado la vuelta cuando creó un clon a sus espaldas antes incluso de que éste le atacase. Y, entonces, lo supo…
… supo que estaba en la mierda.
En un momento de clarividencia, se llevó una mano al antebrazo izquierdo, retrocediendo al mismo tiempo otro paso. Tomó lo que quería, mientras sentía el picotazo de tres agujas clavándose en su torso. Tres molestos y dolorosos senbon, que le arrancaron un quejido de dolor. «¡No es momento para quejas, ACTÚA!»
Giró sobre sus talones mientras su mano, que acababa de tomar una bomba sonora de su antebrazo, lanzaba la diminuta esfera de papel hacia el suelo. No veía nada, pero recordaba que al lago improvisado no le quedaba mucho para llegar a su fin. Por si acaso, la lanzó a cuatro metros exactos —el Uchiha siempre había sido bueno para las distancias—. Acto seguido, se llevó las manos a los oídos y…
¡BOOOOOOOOOM!
Una enorme detonación, un auténtico estallido que amenazó con reventar los tímpanos de todo aquel que se encontrase en su radio de acción. Si nada se lo impedía —Datsue no tenía forma de saber sí aquello había resultado—, aprovecharía el momento para dar un par de saltos pequeños al frente y, ahora sí, salir de la nube de humo, abriendo los ojos al instante y dejando que el oxígeno volviese a llenar sus pulmones. La suave madera del tatami acarició la planta de sus pies. Estaba fuera del agua. Fuera de la tormenta de Susano’o que aquel chico parecía invocar cada vez que atacaba.
«Así es imposible que gane… Este tío no deja recuperarme, y cuerpo a cuerpo estoy jodido con esas ráfagas de chakra que es capaz de lanzar con las manos… Mierda, solo me queda confiar en…»
—¡DOS!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado