10/09/2017, 21:24
Dicen que los combates se deciden por milésimas de segundo. Una milésima de segundo más rápido o más lento, y te da tiempo o no a terminar los sellos. Una milésima de segundo antes o después, y tu cuello se aleja a tiempo o no del frío acero que se cierne sobre él.
En aquel combate, en aquel duelo, Uchiha Datsue estaba llegando medio segundo más lento a todo. ¿Mala suerte? Eso podrían decir algunos. Algunos pocos versados en el tema, eso desde luego. Datsue era un comerciante. Un negociante de nacimiento, y sabía que la suerte no se ponía del lado de nadie porque sí… A la suerte había que trabajársela. A la suerte había que comprarla, que sobornarla, como todo en aquella vida.
Pero él no lo había hecho. No había entrenado día sí y día también, sin importar las condiciones climatológicas adversas o lo bien que se encontrase. No había entrenado tras una misión agotadora, ni había madrugado puntualmente cada mañana para tonificar su cuerpo. No se había preparado ni la mitad que Koko. No se había sacrificado ni la décima parte que Akame. Y ahora, cuando tan solo quería lanzar una bomba sonora, pagaba las consecuencias. Porque no fue lo suficientemente rápido…
… porque llegó una milésima de segundo tarde.
Sintió que algo se aferraba a su muñeca como una tenaza. Luego a su hombro… y una ráfaga de chakra, cortante y dolorosa, hizo que su mano se abriese automáticamente, soltando su última oportunidad. Soltando la bomba sonora.
«No… todavía no estoy acabado… Todavía puedo…» Su mano libre voló rauda a su portaobjetos, al mismo tiempo que sentía que algo le envolvía el cuello. Aquel hijo de puta no estaba contento con machacarle, quería también ahogarle. Rugió, se revolvió y trató de farfullar… Primero como insulto, luego como advertencia, luego simplemente aterrorizado. No por el abrazo, no por la asfixia, sino porque Datsue era…
… una jodida bomba de relojería.
Pero, sin aire que llenase sus pulmones, que ahora le ardían, nada pudo decir. Cambió de plan, y tomó el paquete de makibishi que tenía en el portaobjetos. El mismo paquete donde había puesto el sello explosivo, y lo lanzó. Lo lanzó con un movimiento de muñeca, sin apenas fuerza, hacia atrás… hacia más allá de la espalda de Daruu.
El Uchiha se llevó el brazo hacia adelante y lo retrasó con fuerza, propinando un codazo en el estómago al que quería ser su verdugo. Con su otra mano, tomó el brazo que lo aferraba para tirar de él hacia adelante, mientras trataba de bajar la cabeza para soltarse del agarre. Solo necesitaba eso. Un breve momento de libertad. Un segundo. Una milésima de segundo…
Se pasó la lengua por los dientes, y, entonces…
«¡UNO!»
En aquel combate, en aquel duelo, Uchiha Datsue estaba llegando medio segundo más lento a todo. ¿Mala suerte? Eso podrían decir algunos. Algunos pocos versados en el tema, eso desde luego. Datsue era un comerciante. Un negociante de nacimiento, y sabía que la suerte no se ponía del lado de nadie porque sí… A la suerte había que trabajársela. A la suerte había que comprarla, que sobornarla, como todo en aquella vida.
Pero él no lo había hecho. No había entrenado día sí y día también, sin importar las condiciones climatológicas adversas o lo bien que se encontrase. No había entrenado tras una misión agotadora, ni había madrugado puntualmente cada mañana para tonificar su cuerpo. No se había preparado ni la mitad que Koko. No se había sacrificado ni la décima parte que Akame. Y ahora, cuando tan solo quería lanzar una bomba sonora, pagaba las consecuencias. Porque no fue lo suficientemente rápido…
… porque llegó una milésima de segundo tarde.
Sintió que algo se aferraba a su muñeca como una tenaza. Luego a su hombro… y una ráfaga de chakra, cortante y dolorosa, hizo que su mano se abriese automáticamente, soltando su última oportunidad. Soltando la bomba sonora.
«No… todavía no estoy acabado… Todavía puedo…» Su mano libre voló rauda a su portaobjetos, al mismo tiempo que sentía que algo le envolvía el cuello. Aquel hijo de puta no estaba contento con machacarle, quería también ahogarle. Rugió, se revolvió y trató de farfullar… Primero como insulto, luego como advertencia, luego simplemente aterrorizado. No por el abrazo, no por la asfixia, sino porque Datsue era…
… una jodida bomba de relojería.
Pero, sin aire que llenase sus pulmones, que ahora le ardían, nada pudo decir. Cambió de plan, y tomó el paquete de makibishi que tenía en el portaobjetos. El mismo paquete donde había puesto el sello explosivo, y lo lanzó. Lo lanzó con un movimiento de muñeca, sin apenas fuerza, hacia atrás… hacia más allá de la espalda de Daruu.
El Uchiha se llevó el brazo hacia adelante y lo retrasó con fuerza, propinando un codazo en el estómago al que quería ser su verdugo. Con su otra mano, tomó el brazo que lo aferraba para tirar de él hacia adelante, mientras trataba de bajar la cabeza para soltarse del agarre. Solo necesitaba eso. Un breve momento de libertad. Un segundo. Una milésima de segundo…
Se pasó la lengua por los dientes, y, entonces…
«¡UNO!»
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado