11/09/2017, 20:47
Ayame sacudió la cabeza inmediatamente, como despertada por las palabras de Daruu. Se llevó la mano al portaobjetos y sacó dos shuriken de él, sujetándolos con fuerza entre sus nudillos. Daruu observó la reacción y dejó de avanzar: incluso dio un paso hacia atrás con cautela. Aún así, sonrió abierta y malignamente, sabiéndose ganador del duelo de palabras.
Ayame siempre había sido muy vulnerable.
—¿Qué nombre tiene?
Por eso, cuando le tiró de la lengua, Daruu no dudó ni un instante en cargar su voz con el tono más provocativo que pudo y dijo la palabra mágica del hechizo:
—Cobarde.
Ayame siempre había sido muy vulnerable.
—¿Qué nombre tiene?
Por eso, cuando le tiró de la lengua, Daruu no dudó ni un instante en cargar su voz con el tono más provocativo que pudo y dijo la palabra mágica del hechizo:
—Cobarde.