12/09/2017, 11:37
(Última modificación: 13/09/2017, 11:22 por Aotsuki Ayame.)
—Cobarde —respondió Daruu, sin ningún tipo de tapujos y con aquella sonrisa envenenada en el rostro.
«Lo ha dicho.» La mirada de Ayame se afiló en un instante. Sabía que la estaba provocando. Estaba más claro que el agua. Pero le daba igual.
Porque la había vuelto a llamar cobarde. Como ya lo hizo durante su misión de las fresas shiroshimo.
Y por eso, se desató.
—¡NO SOY NINGUNA COBARDE! —exclamó, al tiempo que lanzaba los shuriken, uno hacia el hombro derecho de Daruu y otro hacia la parte inferior de su pierna izquierda.
Y prácticamente después de hacer soltado las armas, sus manos se entrelazaron: Dragón, tigre, liebre...
Ayame puso todo su poder en aquel ataque. Tomó una buena bocanada de aire y después expelió desde sus labios un auténtico torrente de agua a presión que se abalanzó sobre Daruu con salvaje fiereza.
«Lo ha dicho.» La mirada de Ayame se afiló en un instante. Sabía que la estaba provocando. Estaba más claro que el agua. Pero le daba igual.
Porque la había vuelto a llamar cobarde. Como ya lo hizo durante su misión de las fresas shiroshimo.
Y por eso, se desató.
—¡NO SOY NINGUNA COBARDE! —exclamó, al tiempo que lanzaba los shuriken, uno hacia el hombro derecho de Daruu y otro hacia la parte inferior de su pierna izquierda.
Y prácticamente después de hacer soltado las armas, sus manos se entrelazaron: Dragón, tigre, liebre...
«¡Suiton: Mizurappa!»
Ayame puso todo su poder en aquel ataque. Tomó una buena bocanada de aire y después expelió desde sus labios un auténtico torrente de agua a presión que se abalanzó sobre Daruu con salvaje fiereza.