12/09/2017, 19:40
—Debería haber traído otra botella...
—¡Aquí la tiene, señorita-chan! —espetó, alguien, a espaldas de la uzujin. Sí, una voz para nada familiar, que provenía de un fenómeno azul con cuerpo humanoide, larga cabellera de la misma tonalidad y una sonrisa mordaz repleta de dientes de cuchilla, afilados como la uchigatana mejor forjada. Un ninja de Amegakure al que ella nunca había visto cara a cara, al menos. Aunque si había estado observando desde los palcos la segunda ronda del torneo, le habría visto a él luchar contra la mujer de papeles.
Y ahí estaba, sonriente; con una botella de agua ocupándole la mano coincidencialmente. ¿Pero qué hacía ahí realmente?
—Así que... ¿con que buscando un tesoro, eh? —y así, de pronto, desveló las intenciones de Eri como si hubiese podido adentrarse en los rincones de su mente y leer sus más recientes intenciones. Lo verdaderamente curioso es que aquello no era posible, al menos para él; y que supiera aquel detalle se tenía que deber a otra cosa.
¿Pero a qué?
—¡Aquí la tiene, señorita-chan! —espetó, alguien, a espaldas de la uzujin. Sí, una voz para nada familiar, que provenía de un fenómeno azul con cuerpo humanoide, larga cabellera de la misma tonalidad y una sonrisa mordaz repleta de dientes de cuchilla, afilados como la uchigatana mejor forjada. Un ninja de Amegakure al que ella nunca había visto cara a cara, al menos. Aunque si había estado observando desde los palcos la segunda ronda del torneo, le habría visto a él luchar contra la mujer de papeles.
Y ahí estaba, sonriente; con una botella de agua ocupándole la mano coincidencialmente. ¿Pero qué hacía ahí realmente?
—Así que... ¿con que buscando un tesoro, eh? —y así, de pronto, desveló las intenciones de Eri como si hubiese podido adentrarse en los rincones de su mente y leer sus más recientes intenciones. Lo verdaderamente curioso es que aquello no era posible, al menos para él; y que supiera aquel detalle se tenía que deber a otra cosa.
¿Pero a qué?