13/09/2017, 10:34
(Última modificación: 13/09/2017, 10:35 por Aotsuki Ayame.)
— Mi no-nombre es Haru, Akaki Haru, es un gusto —respondió el pelirrojo, bastante nervioso pero con una tímida sonrisa—. Y no me recuerdas del torneo po-porque no estoy en él, A-Aotsuki-san. —Desvió la mirada con aquellas palabras. No parecía nada contento con aquel hecho, y Ayame comprendió enseguida que había metido la pata.
—Ay, lo siento... Pero no te preocupes. ¡Seguro que para la próxima vez tu Uzukage te escoge, Haru-san! —le dijo, intentando levantarle el ánimo alzando el dedo pulgar con una cálida sonrisa.
—De modo que has pasado a la semifinal. Enhorabuena —dijo Akame, con una leve inclinación de cabeza—. Quizás nos encontremos en la arena de batalla entonces.
—Muchas gracias —respondió ella, correspondiendo con una nueva inclinación de cabeza y sus mejillas encendidas—. Por lo que he oído tú también has pasado de ronda, debes ser alguien realmente fuerte. Daré todo de mí para que nos encontremos en la arena.
Sus posibilidades estaban entre Umikiba Kaido, Akame y otro chico al que no conocía de nada. Lamentablemente, Daruu no había conseguido pasar de ronda al empatar, precisamente, con Uchiha Datsue. Si le dieran a elegir, sin duda escogería a cualquiera que no fuera su compañero de aldea. Tanto por razones obvias como porque, de combatir contra él, seguramente se vería forzada a revelar su condición como Hōzuki.
—Esto... —murmuró Ayame, sin poder contenerse por más tiempo. Sus ojos, más sombríos que antes, se clavaron en Akame, expectantes. Tenía demasiados sentimientos encontrados en su interior, y la curiosidad le estaba tirando de la lengua. Definitivamente, aquel chico educado y afable no parecía ser el tipo de persona que le habían dibujado en la mente. Pero...—. ¿Tú eres ese Akame? Ya sabes... ¿El de... la revista?
Claro que era el Akame de la revista. La foto de la portada, aunque algo borrosa por el movimiento, delataba sus rasgos a leguas.
Durante un instante sus ojos viraron a Haru, interrogantes, tratando de ver en sus rostros si sabía de lo que estaba hablando.
—Ay, lo siento... Pero no te preocupes. ¡Seguro que para la próxima vez tu Uzukage te escoge, Haru-san! —le dijo, intentando levantarle el ánimo alzando el dedo pulgar con una cálida sonrisa.
—De modo que has pasado a la semifinal. Enhorabuena —dijo Akame, con una leve inclinación de cabeza—. Quizás nos encontremos en la arena de batalla entonces.
—Muchas gracias —respondió ella, correspondiendo con una nueva inclinación de cabeza y sus mejillas encendidas—. Por lo que he oído tú también has pasado de ronda, debes ser alguien realmente fuerte. Daré todo de mí para que nos encontremos en la arena.
Sus posibilidades estaban entre Umikiba Kaido, Akame y otro chico al que no conocía de nada. Lamentablemente, Daruu no había conseguido pasar de ronda al empatar, precisamente, con Uchiha Datsue. Si le dieran a elegir, sin duda escogería a cualquiera que no fuera su compañero de aldea. Tanto por razones obvias como porque, de combatir contra él, seguramente se vería forzada a revelar su condición como Hōzuki.
—Esto... —murmuró Ayame, sin poder contenerse por más tiempo. Sus ojos, más sombríos que antes, se clavaron en Akame, expectantes. Tenía demasiados sentimientos encontrados en su interior, y la curiosidad le estaba tirando de la lengua. Definitivamente, aquel chico educado y afable no parecía ser el tipo de persona que le habían dibujado en la mente. Pero...—. ¿Tú eres ese Akame? Ya sabes... ¿El de... la revista?
Claro que era el Akame de la revista. La foto de la portada, aunque algo borrosa por el movimiento, delataba sus rasgos a leguas.
Durante un instante sus ojos viraron a Haru, interrogantes, tratando de ver en sus rostros si sabía de lo que estaba hablando.