13/09/2017, 11:21
(Última modificación: 13/09/2017, 11:26 por Aotsuki Ayame.)
El chorro de agua chocó contra algo, pero Ayame no llegó a ver lo que era debido a las dimensiones de su técnica hasta que fue demasiado tarde. Horrorizada, fue testigo de cómo su Mizurappa era atravesado repentinamente por una esfera de agua y apenas tuvo tiempo de cruzar los brazos frente al cuerpo antes de que impactara contra ella.
Fue empujada hacia atrás con violencia. La esfera de agua estalló violentamente contra el suelo y, tras la salpicadura, aún pasaron algunos segundos hasta que el líquido volvió a alzarse y a formar la silueta de una Ayame jadeante y completamente empapada que tenía sus airados ojos fijos en los de Daruu.
—Había olvidado que tú eras más diestro que yo con el suiton... —confesó, herida en su orgullo de Hōzuki. Se levantó de nuevo, y cerró los puños a ambos lados de su costado—. ¡Pero voy a hacer que retires lo de que soy una cobarde aunque sea a la fuerza! ¡A ver cómo te defiendes de esto!
Las manos de Ayame volvieron a entrelazarse y terminó con una palmada.
Al principio no ocurrió nada. Ayame ni siquiera inspiró para tomar aire y lanzar otra de sus técnicas ni realizó ningún movimiento o gesto. Se mantuvo totalmente inmóvil. Y entonces Daruu lo oyó, claro como el agua. Un potente zumbido inundó sus oídos. Provenía de sus piernas. Y cuando se miró, vio su cuerpo totalmente envuelto por un enjambre de avispas que no dejaban de revolotear a su alrededor.
Y comenzaron a clavarle sus aguijones...
Fue empujada hacia atrás con violencia. La esfera de agua estalló violentamente contra el suelo y, tras la salpicadura, aún pasaron algunos segundos hasta que el líquido volvió a alzarse y a formar la silueta de una Ayame jadeante y completamente empapada que tenía sus airados ojos fijos en los de Daruu.
—Había olvidado que tú eras más diestro que yo con el suiton... —confesó, herida en su orgullo de Hōzuki. Se levantó de nuevo, y cerró los puños a ambos lados de su costado—. ¡Pero voy a hacer que retires lo de que soy una cobarde aunque sea a la fuerza! ¡A ver cómo te defiendes de esto!
Las manos de Ayame volvieron a entrelazarse y terminó con una palmada.
Al principio no ocurrió nada. Ayame ni siquiera inspiró para tomar aire y lanzar otra de sus técnicas ni realizó ningún movimiento o gesto. Se mantuvo totalmente inmóvil. Y entonces Daruu lo oyó, claro como el agua. Un potente zumbido inundó sus oídos. Provenía de sus piernas. Y cuando se miró, vio su cuerpo totalmente envuelto por un enjambre de avispas que no dejaban de revolotear a su alrededor.
Y comenzaron a clavarle sus aguijones...