15/09/2017, 10:21
Debería haber previsto una respuesta así. El rostro de Akame, antes afable y calmado, se había crispado y sus iris de ónice, clavados en ella, ahora sólo reflejaban la dureza del acero. Ayame no pudo evitar encogerse ligeramente sobre sí misma.
—No pareces el tipo de persona que leería esa prensa basura —le espetó con brusquedad, haciendo verdadero hincapié en la penúltima palabra.
Ayame se ruborizó, ofendida. Durante un instante se olvidó de la presencia de Haru.
—Y no lo hago. ¡Pero alguien me había colado esa revista por debajo de la puerta! ¿Cómo no iba a verla? De todas maneras...
»Tú tampoco pareces el tipo de persona incapaz de sentir remordimientos después de intentar asesinar injustamente a alguien de otra aldea por una orden mal dada —le espetó, incapaz de contenerse, alzando la barbilla para establecer de nuevo el contacto visual con él. Había apretado los puños a ambos lados de sus costados y temblaba ligeramente ante la perspectiva de tener ante sus ojos al que podría haber sido el asesino de Amedama Daruu si no hubiese tenido la suerte de haber conseguido escapar.
—No pareces el tipo de persona que leería esa prensa basura —le espetó con brusquedad, haciendo verdadero hincapié en la penúltima palabra.
Ayame se ruborizó, ofendida. Durante un instante se olvidó de la presencia de Haru.
—Y no lo hago. ¡Pero alguien me había colado esa revista por debajo de la puerta! ¿Cómo no iba a verla? De todas maneras...
»Tú tampoco pareces el tipo de persona incapaz de sentir remordimientos después de intentar asesinar injustamente a alguien de otra aldea por una orden mal dada —le espetó, incapaz de contenerse, alzando la barbilla para establecer de nuevo el contacto visual con él. Había apretado los puños a ambos lados de sus costados y temblaba ligeramente ante la perspectiva de tener ante sus ojos al que podría haber sido el asesino de Amedama Daruu si no hubiese tenido la suerte de haber conseguido escapar.