15/09/2017, 17:25
—¿Sabes? Eres más humano de lo que me pareció aquel día —dijo Daruu.
Akame no respondió, sino que se quedó allí apoyado, con gesto pensativo. Él tampoco se sentía como aquel día, cerca del Valle del Fin, sino mucho más débil, pequeño e inseguro acerca de sus propias ideas. La impresión que se había llevado el Hyuga tenía su razón de ser; Akame no era el mismo, claro. Oonindo le había cambiado, a su profunda e irreversible manera, y aquel ni siquiera era el principio. Mucho tiempo después, él nunca volvería a ser aquel muchachito inocente.
—Sí, a mi también me lo parece —murmuró, como pensando en voz alta.
Sea como fuere, las palabras del amejin le cogieron por sorpresa una vez más. Akame alzó la mirada y la clavó en los ojos blancos del Hyuga; «¿un duelo? ¿Lo dice en serio?» No es que los combates entre ninjas fuesen algo raro —de hecho, allí en el Valle había tantos lugares distintos para combatir que casi era imposible no pensar en ello—, pero después de su abrupto último encuentro, el Uchiha nunca pensó que acabaría teniendo un duelo amistoso con aquel chico.
—Claro, cómo no. Todavía quiero descubrir qué hace ese Dōjutsu tuyo —replicó Akame, devolviéndole una sonrisa torcida.
El Uchiha miró a su alrededor; se encontraban sobre el puente del Lago Partido, un terreno idóneo para pelear. «Además, hace tiempo que no entreno mi habilidad para luchar en espacios pequeños, y sobre el agua. Este entremiento podría venirme bien...»
—A mí me parece bien aquí.
Akame no respondió, sino que se quedó allí apoyado, con gesto pensativo. Él tampoco se sentía como aquel día, cerca del Valle del Fin, sino mucho más débil, pequeño e inseguro acerca de sus propias ideas. La impresión que se había llevado el Hyuga tenía su razón de ser; Akame no era el mismo, claro. Oonindo le había cambiado, a su profunda e irreversible manera, y aquel ni siquiera era el principio. Mucho tiempo después, él nunca volvería a ser aquel muchachito inocente.
—Sí, a mi también me lo parece —murmuró, como pensando en voz alta.
Sea como fuere, las palabras del amejin le cogieron por sorpresa una vez más. Akame alzó la mirada y la clavó en los ojos blancos del Hyuga; «¿un duelo? ¿Lo dice en serio?» No es que los combates entre ninjas fuesen algo raro —de hecho, allí en el Valle había tantos lugares distintos para combatir que casi era imposible no pensar en ello—, pero después de su abrupto último encuentro, el Uchiha nunca pensó que acabaría teniendo un duelo amistoso con aquel chico.
—Claro, cómo no. Todavía quiero descubrir qué hace ese Dōjutsu tuyo —replicó Akame, devolviéndole una sonrisa torcida.
El Uchiha miró a su alrededor; se encontraban sobre el puente del Lago Partido, un terreno idóneo para pelear. «Además, hace tiempo que no entreno mi habilidad para luchar en espacios pequeños, y sobre el agua. Este entremiento podría venirme bien...»
—A mí me parece bien aquí.