23/07/2015, 05:00
El camino hasta la academia de la olas le había tomado su tiempo, quizás demasiado.
Aunque no era su intención, tuvo que bajar el ritmo al sé que desplazaba por las calles. No solo por que se encontrara un poco cansado debido al esfuerzo de salir de aquel lodoso foso, sino que también porque parte de sus movimientos estaban siendo restringidos por el mismo —mayormente el de sus pies. Los cuales maniobraba con cuidado para no pisar apresuradamente alguna otra trampa que pudiera estar en el camino.
—Por fin he llegado —aseguro mientras dejaba escapar un suspiro que en parte era cansancio y en parte era sueño.
Pero a pesar de sus condiciones tenía que seguir alerta, después de todo se encontraba en la cuadra perteneciente a la academia. Ello solo implicaba una cosa, el clon de Shiori podría estar esperando en cualquier parte.
Consciente de eso; el joven peliblanco decidió tomarse su tiempo para aproximarse con cuidado.
Primero dio una vuelta alrededor de la cuadra, pero permaneciendo al otro lado de la calle. Ya que por alguna razón sentía que si pisaba la acera del edificio, un fuerte, veloz y sorpresivo golpe lo dejaría inconsciente.
«Debo observar bien, ya que seguramente estará esperando en algún lugar visible, igual que en el edificio de la Uzukage» —pensó cuidadosamente mientras asechaba el perímetro.
Metódicamente reviso todos los puntos sospechosos de la estructura. Le dio un vistazo a la entrada principal, a la entrada trasera y a una porción del patio de entrenamiento que era visible desde un edificio aledaño. Incluso subió a un poste en su lado de la calle para observar si le podrían estar esperando en algún punto alto.
Sin embargo no había nadie, nadie entraba ni salía, y no parecía que eso fuese a cambiar. Tal como era de esperarse de un día no laborable.
Para cuando fijo todo eso en su mente, el peliblanco se encontraba cerca de la entrada principal, donde pudo sentir como los rayos del sol cobraban fuerza contra su espalda, produciéndole una sensación extraña, ya que en parte le reconfortaban con su calidez, pero por otro lado le apresuraban.
El sol elevándose en el horizonte del pueblo deba fe del paso del tiempo, por lo que el joven tendría que tomar una decisión.
Dar por terminada su búsqueda, o invertir más tiempo revisando el interior del edificio.
«Joder, ahora la cosa esta difícil —refunfuño en su interior—. El papel decía que me estaría esperando en la academia, sin embargo aquí no hay nadie»
«Bien podría entrar y revisar con cuidado… Pero seguramente todas las puertas están bien cerradas, y si existiera la posibilidad de que esa mujer este en el interior, sería una mala idea entrar, ya que se me haría extremadamente difícil escapar si pasara algo»
Después de reflexionarlo por unos instantes que parecieron una eternidad, el joven llego a una conclusión.
«Ya he perdido demasiado tiempo y es demasiado arriesgado. Lo mejor será que me retire y le informe a los chicos de lo que ha pasado, después de eso me imagino que podremos trazar un plan»
Aun con la duda de si había hecho lo correcto, el Ishimura se dio media vuelta y se encamino hacia el lugar donde se había separado de sus compañeros. Eso mientras iba encendiendo su comunicador para establecer contacto con su equipo en cuanto los tuviera en el alcance de la señal.
Aunque no era su intención, tuvo que bajar el ritmo al sé que desplazaba por las calles. No solo por que se encontrara un poco cansado debido al esfuerzo de salir de aquel lodoso foso, sino que también porque parte de sus movimientos estaban siendo restringidos por el mismo —mayormente el de sus pies. Los cuales maniobraba con cuidado para no pisar apresuradamente alguna otra trampa que pudiera estar en el camino.
—Por fin he llegado —aseguro mientras dejaba escapar un suspiro que en parte era cansancio y en parte era sueño.
Pero a pesar de sus condiciones tenía que seguir alerta, después de todo se encontraba en la cuadra perteneciente a la academia. Ello solo implicaba una cosa, el clon de Shiori podría estar esperando en cualquier parte.
Consciente de eso; el joven peliblanco decidió tomarse su tiempo para aproximarse con cuidado.
Primero dio una vuelta alrededor de la cuadra, pero permaneciendo al otro lado de la calle. Ya que por alguna razón sentía que si pisaba la acera del edificio, un fuerte, veloz y sorpresivo golpe lo dejaría inconsciente.
«Debo observar bien, ya que seguramente estará esperando en algún lugar visible, igual que en el edificio de la Uzukage» —pensó cuidadosamente mientras asechaba el perímetro.
Metódicamente reviso todos los puntos sospechosos de la estructura. Le dio un vistazo a la entrada principal, a la entrada trasera y a una porción del patio de entrenamiento que era visible desde un edificio aledaño. Incluso subió a un poste en su lado de la calle para observar si le podrían estar esperando en algún punto alto.
Sin embargo no había nadie, nadie entraba ni salía, y no parecía que eso fuese a cambiar. Tal como era de esperarse de un día no laborable.
Para cuando fijo todo eso en su mente, el peliblanco se encontraba cerca de la entrada principal, donde pudo sentir como los rayos del sol cobraban fuerza contra su espalda, produciéndole una sensación extraña, ya que en parte le reconfortaban con su calidez, pero por otro lado le apresuraban.
El sol elevándose en el horizonte del pueblo deba fe del paso del tiempo, por lo que el joven tendría que tomar una decisión.
Dar por terminada su búsqueda, o invertir más tiempo revisando el interior del edificio.
«Joder, ahora la cosa esta difícil —refunfuño en su interior—. El papel decía que me estaría esperando en la academia, sin embargo aquí no hay nadie»
«Bien podría entrar y revisar con cuidado… Pero seguramente todas las puertas están bien cerradas, y si existiera la posibilidad de que esa mujer este en el interior, sería una mala idea entrar, ya que se me haría extremadamente difícil escapar si pasara algo»
Después de reflexionarlo por unos instantes que parecieron una eternidad, el joven llego a una conclusión.
«Ya he perdido demasiado tiempo y es demasiado arriesgado. Lo mejor será que me retire y le informe a los chicos de lo que ha pasado, después de eso me imagino que podremos trazar un plan»
Aun con la duda de si había hecho lo correcto, el Ishimura se dio media vuelta y se encamino hacia el lugar donde se había separado de sus compañeros. Eso mientras iba encendiendo su comunicador para establecer contacto con su equipo en cuanto los tuviera en el alcance de la señal.