17/09/2017, 13:12
Oculto en su escondite, Oojima seguía de cerca gracias a su clon y sus criaturas de tinta todo lo que ocurría dentro del perímetro de la mansión. Esa era su función, ejercer de centro neurálgico de información y coordinar a los muchachos, más que pelear en campo abierto y contra un enemigo de habilidades desconocidas.
Tras lo que sucedió en la bóveda, donde estaban su clon de tinta y Yarou, el jefe de espías dibujó otra réplica de sí mismo y creó otro clon. Este segundo Sumibunshin iría hacia donde se había ubicado Naomi, la ninja sensorial, para trasladarle lo ocurrido y también la petición de Yarou. El veterano de Amegakure tenía razón; debían encontrar al Uzumaki, y pronto.
El primer clon de tinta de Oojima apremió al Hozuki para que comenzase su interrogatorio.
—Yarou-dono, no nos queda mucho tiempo. Si Tamaro sabe algo, necesitamos enterarnos de qué. Yo vigilaré la entrada mientras tanto.
Mientras, en la biblioteca, Akame y los soldados que guardaban el sello pudieron ver con todo lujo de detalles como la barrera era invertida para dejarles encerrados en la mansión. El Uchiha no tuvo duda al respecto; «quien quiera que sea ha logrado superar todas las protecciones... Ahora tan sólo quedamos nosotros entre él y su objetivo». Rápidamente comprobó que todos sus utensilios de combate estaban perfectamente colocados y afianzados, se anudó la bandana de Uzushiogakure en la frente y lanzó una rápida mirada a Akodo Toturi y sus hombres.
—Prepárense, buenos hombres. Comienza el baile.
El veterano, que en ese momento estaba descansando recostado sobre una silla, se puso en pie de inmediato. Tomó su naginata y empezó a vocear órdenes, poniendo en alerta a todos los hombres que guardaban —junto a él y Akame— el sello de la biblioteca; ahora invertido.
—¡Vamos muchachos! ¡Todos listos y en alerta! El enemigo podría llegar en cualquier momento, quiero gente cubriendo cada entrada. ¡Vamos!
Tras lo que sucedió en la bóveda, donde estaban su clon de tinta y Yarou, el jefe de espías dibujó otra réplica de sí mismo y creó otro clon. Este segundo Sumibunshin iría hacia donde se había ubicado Naomi, la ninja sensorial, para trasladarle lo ocurrido y también la petición de Yarou. El veterano de Amegakure tenía razón; debían encontrar al Uzumaki, y pronto.
El primer clon de tinta de Oojima apremió al Hozuki para que comenzase su interrogatorio.
—Yarou-dono, no nos queda mucho tiempo. Si Tamaro sabe algo, necesitamos enterarnos de qué. Yo vigilaré la entrada mientras tanto.
Mientras, en la biblioteca, Akame y los soldados que guardaban el sello pudieron ver con todo lujo de detalles como la barrera era invertida para dejarles encerrados en la mansión. El Uchiha no tuvo duda al respecto; «quien quiera que sea ha logrado superar todas las protecciones... Ahora tan sólo quedamos nosotros entre él y su objetivo». Rápidamente comprobó que todos sus utensilios de combate estaban perfectamente colocados y afianzados, se anudó la bandana de Uzushiogakure en la frente y lanzó una rápida mirada a Akodo Toturi y sus hombres.
—Prepárense, buenos hombres. Comienza el baile.
El veterano, que en ese momento estaba descansando recostado sobre una silla, se puso en pie de inmediato. Tomó su naginata y empezó a vocear órdenes, poniendo en alerta a todos los hombres que guardaban —junto a él y Akame— el sello de la biblioteca; ahora invertido.
—¡Vamos muchachos! ¡Todos listos y en alerta! El enemigo podría llegar en cualquier momento, quiero gente cubriendo cada entrada. ¡Vamos!