18/09/2017, 16:33
Lo que la chica temía no tardó en suceder, pese a su aviso, la gente no pudo ocultar su euforia al ver la luz del día, al oler la brisa fresca que entraba en la cueva y caducaba. Como inspirados por el mismo diablo, varios de ellos alzaron la voz, e incluso corretearon hacia el final del túnel, allá donde la luz era mas intensa. La pelirroja no pudo hacer demasiado por evitarlo, pero al menos se adelantó en pos de no dejarlos en un punto vulnerable.
Conforme la chica salió, pudo avistar al grupo de maleantes a su flanco. Éstos no tardaron en descubrir lo que sucedía, y extrañados comenzaron a correr hacia donde se encontraba la kunoichi y los fugitivos. La chica dejó caer un suspiro, no esperaba del todo ésta situación...
«Éste tipo... Riko. ¿Tan solo los ha sacado hasta aquí? Vaya chapuzas de genin...»
No pudo evitar un mal pensamiento para con el chico, era imposible pensar algo mejor. Le había dejado todo el marrón, y se había ido de rositas. Sin embargo, no tardó en hacer acto de presencia. Saltó desde la proximidad, y realizó una técnica con agua que cubrió rápidamente los pies de los maleantes. Éstos, quedaron presos de la técnica, con los pies engranados en la masa viscosa en que el agua se había transformado.
—Creía que me habías dejado plantada... —confesó a regañadientes.
El chico animó al grupo a que corriese camino a bajo, dirección contraria a donde se encontraban los raptores. Sin demasiado pensar, todos comenzaron a correr dirección al rumbo marcado, aunque cada cual a su ritmo. Evidentemente, la pelirroja quedó en la retaguardia, arrastrando con ella el ritmo del mas atrasado.
«Venga, vamos, no es demasiado camino.»
Conforme la chica salió, pudo avistar al grupo de maleantes a su flanco. Éstos no tardaron en descubrir lo que sucedía, y extrañados comenzaron a correr hacia donde se encontraba la kunoichi y los fugitivos. La chica dejó caer un suspiro, no esperaba del todo ésta situación...
«Éste tipo... Riko. ¿Tan solo los ha sacado hasta aquí? Vaya chapuzas de genin...»
No pudo evitar un mal pensamiento para con el chico, era imposible pensar algo mejor. Le había dejado todo el marrón, y se había ido de rositas. Sin embargo, no tardó en hacer acto de presencia. Saltó desde la proximidad, y realizó una técnica con agua que cubrió rápidamente los pies de los maleantes. Éstos, quedaron presos de la técnica, con los pies engranados en la masa viscosa en que el agua se había transformado.
—Creía que me habías dejado plantada... —confesó a regañadientes.
El chico animó al grupo a que corriese camino a bajo, dirección contraria a donde se encontraban los raptores. Sin demasiado pensar, todos comenzaron a correr dirección al rumbo marcado, aunque cada cual a su ritmo. Evidentemente, la pelirroja quedó en la retaguardia, arrastrando con ella el ritmo del mas atrasado.
«Venga, vamos, no es demasiado camino.»