18/09/2017, 17:05
Riko reconoció con el gesto torcido que el fondo físico no era su fuerte, al parecer la carrera no le había dado para mas. Curioso, puesto que apenas había salido de la cueva... no es que tuviese mala condición física, es que directamente el tipo no tenía condición física. Pero bueno, tampoco podía recriminarle demasiado eso, al menos no se había escurrido dejandole todo el marrón a ella.
Hasta había tenido el detalle de retener a los maleantes con esa extraña técnica... todo un caballero. Sin embargo, el efecto de la técnica no tuvo la eficacia propia en todos los maleantes, no señor. El tipo mas grande, el que parecía menos fuerte de los tres —irónicamente hablando— bramó que no irían a ningún lugar, y tras ello se hinchó como Hulk Rojo. Las venas en la cabeza parecían a punto de estallar, y con un grito de por medio, realizó una acción que hasta sorprendió a Riko. A base de fuerza bruta, arrancó sus piernas de su prisión acuosa, y tomó rumbo hacia el grupo de libertadores. El hombre, blandiendo dos espadas tan grandes como Aiko, no parecía querer tomarlos como amigos, casi parecía con intenciones de trocearlos y meterlos a todos en jaulas... o un contenedor de plástico.
La pelirroja dejó caer un suspiro, y cesó su avance. —Bueno, sigue tu con ellos Riko, yo me encargo. —anunció, para tras ello dar media vuelta y encarar al tipo. Su mirada se hincó en la del hombre, y su sonrisa se transformó en una mueca de indiferencia, casi parecía aburrida de tener que combatirlo.
—Puedes irte tranquilo a casa, o bien puedes acabar en el hospital. Tu eliges. —amenazó al tipo, apoyando su mano en la cintura y dejando caer su peso hacia el lado contrario. Sin duda, esa no era una pose de defensa, pero estaba totalmente segura de sus posibles acciones para detenerlo. Total, no tenía mas que retenerlo hasta que el resto llegasen a zona segura...
Hasta había tenido el detalle de retener a los maleantes con esa extraña técnica... todo un caballero. Sin embargo, el efecto de la técnica no tuvo la eficacia propia en todos los maleantes, no señor. El tipo mas grande, el que parecía menos fuerte de los tres —irónicamente hablando— bramó que no irían a ningún lugar, y tras ello se hinchó como Hulk Rojo. Las venas en la cabeza parecían a punto de estallar, y con un grito de por medio, realizó una acción que hasta sorprendió a Riko. A base de fuerza bruta, arrancó sus piernas de su prisión acuosa, y tomó rumbo hacia el grupo de libertadores. El hombre, blandiendo dos espadas tan grandes como Aiko, no parecía querer tomarlos como amigos, casi parecía con intenciones de trocearlos y meterlos a todos en jaulas... o un contenedor de plástico.
La pelirroja dejó caer un suspiro, y cesó su avance. —Bueno, sigue tu con ellos Riko, yo me encargo. —anunció, para tras ello dar media vuelta y encarar al tipo. Su mirada se hincó en la del hombre, y su sonrisa se transformó en una mueca de indiferencia, casi parecía aburrida de tener que combatirlo.
—Puedes irte tranquilo a casa, o bien puedes acabar en el hospital. Tu eliges. —amenazó al tipo, apoyando su mano en la cintura y dejando caer su peso hacia el lado contrario. Sin duda, esa no era una pose de defensa, pero estaba totalmente segura de sus posibles acciones para detenerlo. Total, no tenía mas que retenerlo hasta que el resto llegasen a zona segura...