19/09/2017, 16:37
(Última modificación: 19/09/2017, 16:37 por Uchiha Akame.)
Pese a todo, Daruu probaría a no mucho tardar ser un combatiente más hábil de lo que el Uchiha se había imaginado en un primer momento. Cuando la mano derecha de Akame formó el sello del Tigre y el chakra Katon se revolvió en su interior, adoptando la Naturaleza Fuego, el Amedama avanzó un paso rápido. El Sharingan permitió a Akame preveer el codazo que aquel amejin iba a intentar propinarle en plena barbilla; en respuesta, el de Uzu interpuso su antebrazo libre en mitad de la trayectoria, bloqueando el golpe. Seguidamente, escupió aquel torrente de cenizas directamente a la cara de Daruu.
El de la Lluvia se agachó entonces, tal vez dolorido o incapacitado por las ardientes cenizas, y Akame aprovechó el momento para sacudirle una patada en pleno rostro. Sin embargo, justo después él mismo sintió un fuerte golpe en la parte lateral de su cabeza, que lo propulsó hacia delante. Atinó a apoyarse con ambas manos en la espalda de Daruu —que estaba agachado frente a él— y se dejó llevar por el impulso del golpe. Cayó delante, rodó un par de metros y se levantó para retroceder otros dos con un par de pasos rápidos.
Mientras, el Mizubunshin se le echaba encima y el verdadero Daruu había sacado tres agujas de su portaobjetos para después lanzárselas. El Uchiha esquivó la patada del clon ladeándose ligeramente y luego agarró la pierna de la copia, tirando con todas sus fuerzas para hacerle perder el equilibrio y que quedara expuesto entre él y los amenazadores senbon; sin duda a modo de escudo humano. Si todo salía como había planeado las agujas metálicas perforarían a la copia al unísono, haciéndola estallar en una explosión de agua.
«Joder, este tío es bueno. Mejor de lo que esperaba», caviló el Uchiha mientras recuperaba el aliento.
—Sabes lo que te haces, eso tengo que reconocerlo —dijo Akame, poniendo algo más de distancia entre Daruu y él hasta llegar a los cinco metros de separación—. Empiezo a entender cómo pudiste noquear a un Uchiha, aunque... Yo no soy Datsue-kun.
El de la Lluvia se agachó entonces, tal vez dolorido o incapacitado por las ardientes cenizas, y Akame aprovechó el momento para sacudirle una patada en pleno rostro. Sin embargo, justo después él mismo sintió un fuerte golpe en la parte lateral de su cabeza, que lo propulsó hacia delante. Atinó a apoyarse con ambas manos en la espalda de Daruu —que estaba agachado frente a él— y se dejó llevar por el impulso del golpe. Cayó delante, rodó un par de metros y se levantó para retroceder otros dos con un par de pasos rápidos.
Mientras, el Mizubunshin se le echaba encima y el verdadero Daruu había sacado tres agujas de su portaobjetos para después lanzárselas. El Uchiha esquivó la patada del clon ladeándose ligeramente y luego agarró la pierna de la copia, tirando con todas sus fuerzas para hacerle perder el equilibrio y que quedara expuesto entre él y los amenazadores senbon; sin duda a modo de escudo humano. Si todo salía como había planeado las agujas metálicas perforarían a la copia al unísono, haciéndola estallar en una explosión de agua.
«Joder, este tío es bueno. Mejor de lo que esperaba», caviló el Uchiha mientras recuperaba el aliento.
—Sabes lo que te haces, eso tengo que reconocerlo —dijo Akame, poniendo algo más de distancia entre Daruu y él hasta llegar a los cinco metros de separación—. Empiezo a entender cómo pudiste noquear a un Uchiha, aunque... Yo no soy Datsue-kun.