20/09/2017, 11:13
El grandullón estaba avanzando hacia ellos, con aspecto claramente amenazador, sin lugar a dudas no pensaba dejarles escapar tan fácilmente, no sabía qué quería de ellos pero no estaba dispuesto a perderlos así como así por lo que, y frente al avance del hombre, tanto Aiko como Riko se detuvieron, aunque fue ésta primera la que decidió tomar las riendas de la situación.
—Bueno, sigue tu con ellos Riko, yo me encargo.
El peliblanco la miró, algo contrariado, estaba claro que alguien tenía que asegurarse de que los presos llegaran sanos y salvos a la ciudad, pero dejar allí a la chica contra aquellos tres tipos no parecía la mejor de las opciones.
— No puedo dejarte aquí esos dos no tardarán demasiado en poder escapar de la técnica, no puedo dejarte en un tres contra uno. — Explicó el muchacho, viendo que su técnica se estaba debilitando por momentos y que los dos que estaban atrapados en ella quedarían libres de un momento a otro.
El Senju miró hacia detrás, donde se encontraban las personas que acababan de liberar.
— ¡Venga, id a la ciudad, nosotros detendremos a estos aquí hasta que estéis a salvo!
Y echaron a correr, en dirección contraria a donde se encontraban ellos, para alejarse lo máximo posible de sus captores.
— ¡Ah no! ¡No os vais de aquí — Y con sus espadas en ristre, el grandote trató de saltar por encima de los dos genin, para atrapar a los que intentaban huir.
—Bueno, sigue tu con ellos Riko, yo me encargo.
El peliblanco la miró, algo contrariado, estaba claro que alguien tenía que asegurarse de que los presos llegaran sanos y salvos a la ciudad, pero dejar allí a la chica contra aquellos tres tipos no parecía la mejor de las opciones.
— No puedo dejarte aquí esos dos no tardarán demasiado en poder escapar de la técnica, no puedo dejarte en un tres contra uno. — Explicó el muchacho, viendo que su técnica se estaba debilitando por momentos y que los dos que estaban atrapados en ella quedarían libres de un momento a otro.
El Senju miró hacia detrás, donde se encontraban las personas que acababan de liberar.
— ¡Venga, id a la ciudad, nosotros detendremos a estos aquí hasta que estéis a salvo!
Y echaron a correr, en dirección contraria a donde se encontraban ellos, para alejarse lo máximo posible de sus captores.
— ¡Ah no! ¡No os vais de aquí — Y con sus espadas en ristre, el grandote trató de saltar por encima de los dos genin, para atrapar a los que intentaban huir.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»