20/09/2017, 18:59
—Tenerlos bajo esa amenaza me dejaba retener a 3 personas por un buen tiempo. No iban a arriesgar la vida del jefe por nada, no podían hacerlo sin estar seguros. Sin embargo, matar al jefe solo provocaría que los otros dos tomasen represalia, así como que me pudiesen culpar de asesinato... saldría perdiendo, aunque podría haberlo hecho.
La chica se explicó, todos los puntos de vistaa de su estrategia y, pensados fríamente estaba demasiado bien pensado y, como consecuencia, había salido demasiado bien, todo se había solucionado sin heridos, sin sangre y si casi nada de pelea, lo cual era de agradecer. El peliblanco asintió, dando a entender que, después de todo, la idea de la pelirroja había sido acertada.
—Si, tienes toda la razón... aunque en mi caso, como no vaya a casa, no creo que encuentre descanso. Es increíble, pero siempre acabo en jaleos de éste tipo...
»En fin, ha sido todo un placer tenerte como aliado... y conocerte.
En ese preciso instante y de manera totalmente inesperada, Aiko plantó un beso en la mejilla del Senju y sin más que decir se fue, caminando tranquilamente, seguida muy de cerca por la mirada de los ojos violáceos del uzujin, que se había llevado la mano a la mejilla, y que tenía el rostro sumamente colorado y una sonrisa bobalicona se había adueñado de su boca.
—I-Igualmente.
Y así se quedó hasta que perdió de vista a la pelirroja e incluso un poquito más, hasta que decidió que era momento de marcharse de allí.
La chica se explicó, todos los puntos de vistaa de su estrategia y, pensados fríamente estaba demasiado bien pensado y, como consecuencia, había salido demasiado bien, todo se había solucionado sin heridos, sin sangre y si casi nada de pelea, lo cual era de agradecer. El peliblanco asintió, dando a entender que, después de todo, la idea de la pelirroja había sido acertada.
—Si, tienes toda la razón... aunque en mi caso, como no vaya a casa, no creo que encuentre descanso. Es increíble, pero siempre acabo en jaleos de éste tipo...
»En fin, ha sido todo un placer tenerte como aliado... y conocerte.
En ese preciso instante y de manera totalmente inesperada, Aiko plantó un beso en la mejilla del Senju y sin más que decir se fue, caminando tranquilamente, seguida muy de cerca por la mirada de los ojos violáceos del uzujin, que se había llevado la mano a la mejilla, y que tenía el rostro sumamente colorado y una sonrisa bobalicona se había adueñado de su boca.
—I-Igualmente.
Y así se quedó hasta que perdió de vista a la pelirroja e incluso un poquito más, hasta que decidió que era momento de marcharse de allí.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»