20/09/2017, 19:55
Kaido demostró una vez más no ser un pusilánime cuando Akame y su clon cargaron contra él por segunda vez. De forma idéntica a la anterior, el escualo no parecía dispuesto a dejarse colapsar por dos direcciones distintas sin posibilidad de defenderse de ambos. En su lugar, contraatacó sin pensarlo. Un buen ataque es la mejor defensa, esa parecía ser la máxima de Kaido. Y Akame estaba de acuerdo.
Cuando el Sharingan del de Uzu captó la mano diestra de su rival formando el sello del Carnero y vio su flujo de chakra concentrarse en torno a su tren inferior, supo lo que venía encima. Kaido ejecutó su movimiento ultrarrápido un instante después; pero Akame fue capaz de seguirle. Lo vio pasar, a toda velocidad, junto a él. «Quiere colocarse a mi espalda». Sin dudar un momento, el Uchiha reaccionó dándose media vuelta para encarar a su rival. Detrás suya, el clon de cenizas sufrió la explosión de la hikaridama de lleno, y retrocedió un par de pasos, confuso.
Pero Akame estaba encarando a su rival. Y las manos del Tiburón formaban tres sellos que no auguraban nada bueno. Las manos del Uchiha se movieron un instante después de que Kaido empezara su propia serie, formando otra. «Gracias, Nabi-san», pensó en su fuero interno. La técnica que su compañero de Aldea tan amablemente le había "prestado" estaba a punto de salvarle el culo.
—¡Doton! ¡Doryūheki!
Kaido expelió una gran masa de agua justo cuando Akame terminaba el último sello. El Suikōdan avanzó a toda velocidad, recorriendo los seis metros que les separaban. Sin embargo, antes de que pudiera impactar en el Uchiha, un muro de tierra y de apariencia muy sólida se alzó entre ambos, rompiendo la madera del tatami y haciendo saltar astillas por todos lados. El Suiton impactó con una brutalidad considerable, pero la potencia del chakra de Akame y la desventaja de naturaleza elemental hicieron su trabajo. La pared de tierra se resquebrajó por varios puntos y parecía casi al borde del colapso, pero finalmente se mantuvo estable.
Sin perder un sólo segundo, Akame salió de detrás del muro y echó a correr hacia Kaido, ninjatō en la mano derecha y la siniestra algo atrasada. Cargó a toda su velocidad, decidido a encajarle un par de tajos al menos a su oponente. Mientras él siguiera contestándole con contraataques costosos en chakra, el Uchiha no tenía más que seguir arremetiendo.
—¡Ahí estás! —bramó, enardecido, mientras buscaba llegar a distancia de cuerpo a cuerpo con el amejin.
Cuando el Sharingan del de Uzu captó la mano diestra de su rival formando el sello del Carnero y vio su flujo de chakra concentrarse en torno a su tren inferior, supo lo que venía encima. Kaido ejecutó su movimiento ultrarrápido un instante después; pero Akame fue capaz de seguirle. Lo vio pasar, a toda velocidad, junto a él. «Quiere colocarse a mi espalda». Sin dudar un momento, el Uchiha reaccionó dándose media vuelta para encarar a su rival. Detrás suya, el clon de cenizas sufrió la explosión de la hikaridama de lleno, y retrocedió un par de pasos, confuso.
Pero Akame estaba encarando a su rival. Y las manos del Tiburón formaban tres sellos que no auguraban nada bueno. Las manos del Uchiha se movieron un instante después de que Kaido empezara su propia serie, formando otra. «Gracias, Nabi-san», pensó en su fuero interno. La técnica que su compañero de Aldea tan amablemente le había "prestado" estaba a punto de salvarle el culo.
—¡Doton! ¡Doryūheki!
Kaido expelió una gran masa de agua justo cuando Akame terminaba el último sello. El Suikōdan avanzó a toda velocidad, recorriendo los seis metros que les separaban. Sin embargo, antes de que pudiera impactar en el Uchiha, un muro de tierra y de apariencia muy sólida se alzó entre ambos, rompiendo la madera del tatami y haciendo saltar astillas por todos lados. El Suiton impactó con una brutalidad considerable, pero la potencia del chakra de Akame y la desventaja de naturaleza elemental hicieron su trabajo. La pared de tierra se resquebrajó por varios puntos y parecía casi al borde del colapso, pero finalmente se mantuvo estable.
Sin perder un sólo segundo, Akame salió de detrás del muro y echó a correr hacia Kaido, ninjatō en la mano derecha y la siniestra algo atrasada. Cargó a toda su velocidad, decidido a encajarle un par de tajos al menos a su oponente. Mientras él siguiera contestándole con contraataques costosos en chakra, el Uchiha no tenía más que seguir arremetiendo.
—¡Ahí estás! —bramó, enardecido, mientras buscaba llegar a distancia de cuerpo a cuerpo con el amejin.