21/09/2017, 15:28
«Puto Datsue »Fue el primer pensamiento de la mañana.
Durante toda la noche la chica no había hecho más que darle vueltas al mismo asunto y apenas había dormido por ello. ¿Y todo por qué? Porque a cierto individuo se le ocurrió indagar más de la cuenta.
¿Qué tenía él que meterse? ¿Buscaba otra noticia para su dichosa revista? La última posibilidad era la más probable, y a Koko no agradaba por lo que prefirió no dejar las cosas estar y resolver al menos una de las incógnitas. Aunque en realidad no había más que eso, una.
A pesar de todas las inquietudes, la Kageyama no fue al encuentro con el Uchiha por casi todo el día.
Se tiró todo el santo día deambulando por su habitación, comiendo alguna que otra cosa que tenía en la nevera y finalmente, al caer la noche, despejó todas sus dudas y se dispuso a salir de su habitación.
Suponía que por aquellas horas aquel shinobi ya estaría de vuelta, estudiando o dispuesto a marchar a dormir. En cualquier caso, ella le interrumpiría en lo que sea que estuviese haciendo al tocar la puerta de forma tan pausada que más bien parecía ser el golpeteo de un ebrio luchando por mantenerse en pie.
«Venga, lo peor que puede pasar es que te mande a la mierda »Que no es poco, pero le servía para animarse. Un poco.
Mientras esperaba a que la atendiesen, la cabeza de la fémina comenzó a maquinar infinidad de ideas, situaciones y mil finales distintos que podrían llegar a ocurrir una vez Akame abriese la puerta. Algunas completamente incoherentes y estúpidas, otras sumamente creíbles pero ante tantas posibilidades la chica comenzó a ponerse nerviosa.
Las rodillas comenzaban a temblarle, el rostro se le tiñó de un fuerte rojo casi incandescente y su cara… En su rostro se veía perfectamente lo que estaba sintiendo. Nervios, muchos nervios, tantos como para desear que la tierra se abriese y se la tragase. Tanto que incluso pensó en desaparecer de allí antes de que el dueño de aquel departamento hiciera acto de presencia.
Durante toda la noche la chica no había hecho más que darle vueltas al mismo asunto y apenas había dormido por ello. ¿Y todo por qué? Porque a cierto individuo se le ocurrió indagar más de la cuenta.
¿Qué tenía él que meterse? ¿Buscaba otra noticia para su dichosa revista? La última posibilidad era la más probable, y a Koko no agradaba por lo que prefirió no dejar las cosas estar y resolver al menos una de las incógnitas. Aunque en realidad no había más que eso, una.
A pesar de todas las inquietudes, la Kageyama no fue al encuentro con el Uchiha por casi todo el día.
Se tiró todo el santo día deambulando por su habitación, comiendo alguna que otra cosa que tenía en la nevera y finalmente, al caer la noche, despejó todas sus dudas y se dispuso a salir de su habitación.
Suponía que por aquellas horas aquel shinobi ya estaría de vuelta, estudiando o dispuesto a marchar a dormir. En cualquier caso, ella le interrumpiría en lo que sea que estuviese haciendo al tocar la puerta de forma tan pausada que más bien parecía ser el golpeteo de un ebrio luchando por mantenerse en pie.
«Venga, lo peor que puede pasar es que te mande a la mierda »Que no es poco, pero le servía para animarse. Un poco.
Mientras esperaba a que la atendiesen, la cabeza de la fémina comenzó a maquinar infinidad de ideas, situaciones y mil finales distintos que podrían llegar a ocurrir una vez Akame abriese la puerta. Algunas completamente incoherentes y estúpidas, otras sumamente creíbles pero ante tantas posibilidades la chica comenzó a ponerse nerviosa.
Las rodillas comenzaban a temblarle, el rostro se le tiñó de un fuerte rojo casi incandescente y su cara… En su rostro se veía perfectamente lo que estaba sintiendo. Nervios, muchos nervios, tantos como para desear que la tierra se abriese y se la tragase. Tanto que incluso pensó en desaparecer de allí antes de que el dueño de aquel departamento hiciera acto de presencia.