22/09/2017, 18:33
(Última modificación: 22/09/2017, 18:34 por Uzumaki Eri.)
Después de que aceptase el beso en la mejilla para saldar su deuda, la pequeña kunoichi se acercó al joven claramente sin saber las intenciones que esté guardaba bajo su manga. Obviamente cuando ella se puso de puntillas y se acercó al oscuro rostro del rubio, él giró la cabeza, y los labios de ambos se fundieron en un beso, un roce que no duró más de dos segundos pues la chica al sentir aquello se retiró lo más rápido que pudo.
—¿¡Pero qué...
— Lo siento, Eri. Pero una promesa es una promesa. Ahora está todo como debería. El gato está a salvo, tu has cumplido conmigo y podemos seguir con nuestras vidas, ¿No es genial todo?
¿Que estaba todo como debería? ¡Y un cuerno! La kunoichi estaba furiosa, se había alejado un par de pasos del chico y lo miraba con ojos furibundos, claramente ofendida por lo que acababa de pasar. ¡Eso no es lo que habían acordado! ¡Y ni de coña todo era genial!
—¡Eres un...
Las palabras no salían de su boca, y su rostro, enrojecido por la furia, parecía que iba a empezar a hervirle el cerebro del calor. «¡Capullo, pervertido, cochino, indecente!» Apretaba sus puños solo para no soltarle un puñetazo en su cara, intentaba contenerse, no podía, no...
Y de repente se vino abajo, ¿qué acababa de hacer? No, no... ¡Había traicionado a Nabi! ¿Y si se enteraba?
— Además, nadie nos ha...
De repente hubo un destello de luz que no duró apenas un instante, y Eri lo supo de inmediato. ¡Claro que los habían pillado! Fusiló a Yota con la mirada, se dio la vuelta y rápidamente comenzó a alejarse corriendo mirando a todos lados para ver si podía pillar a aquel malnacido que acababa de capturar aquel momento que debería estar olvidando. Ni si quiera dedicó unas últimas palabras al kuseño, solo se dedicó a correr para cazar a la presa con la que seguramente acabaría frustrando su ira.
—¿¡Pero qué...
— Lo siento, Eri. Pero una promesa es una promesa. Ahora está todo como debería. El gato está a salvo, tu has cumplido conmigo y podemos seguir con nuestras vidas, ¿No es genial todo?
¿Que estaba todo como debería? ¡Y un cuerno! La kunoichi estaba furiosa, se había alejado un par de pasos del chico y lo miraba con ojos furibundos, claramente ofendida por lo que acababa de pasar. ¡Eso no es lo que habían acordado! ¡Y ni de coña todo era genial!
—¡Eres un...
Las palabras no salían de su boca, y su rostro, enrojecido por la furia, parecía que iba a empezar a hervirle el cerebro del calor. «¡Capullo, pervertido, cochino, indecente!» Apretaba sus puños solo para no soltarle un puñetazo en su cara, intentaba contenerse, no podía, no...
Y de repente se vino abajo, ¿qué acababa de hacer? No, no... ¡Había traicionado a Nabi! ¿Y si se enteraba?
— Además, nadie nos ha...
De repente hubo un destello de luz que no duró apenas un instante, y Eri lo supo de inmediato. ¡Claro que los habían pillado! Fusiló a Yota con la mirada, se dio la vuelta y rápidamente comenzó a alejarse corriendo mirando a todos lados para ver si podía pillar a aquel malnacido que acababa de capturar aquel momento que debería estar olvidando. Ni si quiera dedicó unas últimas palabras al kuseño, solo se dedicó a correr para cazar a la presa con la que seguramente acabaría frustrando su ira.